Violencia dentro del ámbito familiar y el escolar,
dificultades de comunicación, dudas sobre sexualidad,
trastornos psicológicos, problemas de pareja y asesoramiento
jurídico son las preocupaciones más frecuentes de los niños
y adolescentes de la ciudad autónoma y que han trasladado a
los profesionales del Teléfono ANAR desde hace tres años.
Sin embargo, el director de esta línea telefónica, Luis
Estebaranz, asegura que la realidad de los menores ceutíes
no difiere mucho del resto de España, sin haber encontrado
“ninguna problemática especial” por el componente cultural
añadido a Ceuta. A pesar de todo, Estebaranz argumenta que
sin refuerzo emocional en situaciones traumáticas, “se
generan conductas violentas”.
Pregunta.- Durante la firma del convenio advertía que
ANAR ya había recibido en torno a unas 1.000 llamadas en los
últimos tres años desde Ceuta, ¿no?
Respuesta.- Aproximadamente, unas 900 y pico. Este es el
punto de partida desde el que queremos comenzar en la ciudad
autónoma, con este convenio que ya está en vigor e incluso
la semana próxima iniciaremos el reparto de cartelería por
los centros escolares, los de menores y en otras ubicaciones
para que llegue al mayor número de jóvenes posibles.
P.- Desde la presentación, el pasado martes, hasta la fecha
actual, ¿han llamado los niños ceutíes al teléfono ANAR?
R.- Sí que hemos recibido llamadas; no puedo contabilizar la
cifra concreta pero me consta que han vuelto a solicitar
nuestros servicios.
P.- Sin hacer referencia a datos personales, ni domicilios,
ni zonas concretas, ¿cuáles son las preocupaciones y
problemas a los que se enfrentan los menores ceutíes?
R.- Lo que nosotros hemos encontrado en las llamadas de
Ceuta en realidad no difiere mucho del resto de España. No
hay nada que nos haya llamado especialmente la atención. El
principal motivo por el que nos han solicitado ayuda niños y
adolescentes eran las situaciones de violencia; chicos que
nos han llamado porque son víctimas de agresiones, tanto en
el ámbito familiar como en el externo, por ejemplo, en el
centro escolar.
P.- Además de violencia familiar o escolar, ¿qué otros
conflictos os han encontrado en la ciudad autónoma?
R.- En un segundo plano, dificultades de relaciones en el
ámbito intrafamiliar; adolescentes que tienen serios
problemas de comunicación con sus padres porque hayan dejado
de hablarse, o discutir, gritar, chillarse. Suelen ser
problemas con los límites y las normas, y en ocasiones nos
piden consejo porque no han contado con nadie para resolver
estos problemas de incomunicación.
P.- Tratándose de adolescentes, ¿habría que suponer más o
menos consultas sobre sexualidad?
R.- Lo cierto es que cada vez hay un volumen mayor de
consultas de este tipo, sobre todo, del inicio de las
relaciones sexuales, los embarazos y el aborto, la píldora
anticonceptiva así como medidas de precaución.
P.- Otro de los pilares de su labor social es el apoyo
psicológico para los menores, ¿qué diagnósticos habéis
tratado en Ceuta?
R.- De cualquier tipo; desde chicos que padecen depresión,
trastornos de la alimentación, ansiedad, intentos de
suicidio. Y también un grupo importante de llamadas sobre
temas sentimentales, problemas de la pareja, de violencia de
género, etc. Y por último, habría un elenco muy grande con
otros motivos de llamadas como dudas jurídicas, problemas
escolares más allá del ‘bulling’, además de toda España y de
Ceuta, por supuesto.
P.- Entonces, no difiere mucho el panorama infantil ceutí
del resto de la península, a pesar de esta convivencia entre
culturas y sus diferentes rasgos en la perspectiva de los
niños...
R.- No hemos encontrado diferencias significativas y tampoco
hemos detectado que ese componente de la convivencia
cultural haya creado una problemática especial. No sé si a
lo largo de este año recibamos este aspecto en concreto pero
lo averiguaremos a partir de ahora, ya que tenemos estudios
previos y podremos hacer comparativas.
P.- También existe el estigma de que los niños, por el mero
hecho de serlo, tienen menos problemas que los adultos y,
pese a ello, se consolidan cada vez más recursos como este
teléfono ANAR...
R.- Efectivamente, lo que ocurre es que a una madre le
cuesta ver los problemas que tiene su hijo porque siente
dolor por ello. De hecho, un niño se enfrenta a la
violencia, al ‘bulling’, de una forma, mientras que el
adulto, probablemente, estuviese desquiciado pero podría
pedir ayuda, ir al psicólogo o buscar solución. Sin embargo,
cuando se mira en un hijo se puede pensar que puede ser
normal, que ya se pasará; pero nosotros sabemos que los
niños tienen mucha necesidad de ayuda, de ser escuchados y
que, en numerosas ocasiones, no encuentran a la persona
adecuada. Por supuesto que hay problemas en la infancia,
quizás en nuestro país haya mayor protección, pero nos
llaman.
P.- Además el agravante de que, por ser niños o
adolescentes, estos problemas que padecen de manera temprana
les pueden marcar de por vida...
R.- Efectivamente, y lo dice la Psicología evolutiva, hay
situaciones traumáticas que cuando no están acompañadas de
refuerzo emocional, interpretación del trauma, queda una
herida, y luego, con el desarrollo posterior en la
adolescencia, no sabes cómo podrá salir. Esto puede ser la
base de conductas violentas, antisociales, consumo de
drogas, fugas, etc. Muchos de nuestros psicólogos luchan por
tratar de transmitir a los adolescentes que han vivido estas
experiencias, que con apoyo la herida cicatrizará y que
podrá ser feliz el resto de su vida.
P.- ANAR también llega a intervenir en situaciones donde se
pone en riesgo la integridad de estos menores, ¿han
encontrado alguna situación en Ceuta?
R.- Sí, y nos hemos puesto en contacto con los Servicios
Sociales. En este sentido, Ceuta no se diferencia del resto
de Comunidades Autónomas; si recibimos llamadas de violencia
familiar, directamente derivamos a los recursos de la Ciudad
Autónoma. Incluso casos de intervención directa por nuestra
parte, puesto que cuando es un menor de muy corta edad,
nuestros trabajadores sociales tienen informes de
seguimiento del caso y se ponen en contacto con la Ciudad.
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