Ha sido Antonio Gómez, director de
este medio, el que me ha informado de la desgracia que pudo
ocurrir el domingo pasado en el Polideportivo Díaz-Flor,
cuando se jugaba un partido de fútbol perteneciente a la
categoría de cadete.
Resulta que un chaval pudo perder la vida, cuando cayó en
redondo al suelo y se salvó, según me dice, porque había un
médico entre los aficionados, dado que allí estaba jugando
su hijo. Así que a él le debemos que no hayamos tenido que
escribir sobre la muerte de Adán Rojas. Cuyo padre,
Pedro, que ama el fútbol por encima de todos los
deportes, está que se sube por las paredes.
Pedro Rojas, que es también técnico del combinado juvenil de
la ADC, rezuma ira, no es para menos, cada vez que se
acuerda de que su hijo pudo fallecer porque en el recinto
deportivo no había asistencia sanitaria.
Pedro Rojas presenta un cuadro clínico, que los
especialistas llaman ‘ansiedad de gran evaluación’, no es
para menos, debido a que no deja de pensar en el momento en
que su hijo, tendido en la pista, perdía la vida a chorros
sin que hubiera en el pabellón nadie con conocimientos
suficientes para atenderle.
Menos mal que la buena suerte, en forma de médico
espectador, se hizo presente. Para evitar una muerte que
estaba a punto de producirse. Lo ocurrido viene a demostrar
que innumerables niños se juegan la vida todos los días que
compiten. Y que los padres de los chavales, por más que
disfruten del hecho, han de protestar enérgicamente.
Y lo primero que han de hacer es mirar hacia la Federación
de Fútbol de Ceuta. Encarar al presidente, Antonio García
Gaona, que es el encargado de proteger, mediante
cuidados médicos, la vida de los chavales cuando juegan
partidos oficiales.
De García Gaona he escrito ya muchas veces. Y no me he
cansado de decir que, a pesar de que me cae bien como
persona, está perdiendo el tiempo como presidente de la
federación. En principio, ya tendría que ir olvidándose de
alimentar esa leyenda urbana acerca de que el anterior
presidente era muy honrado pero tan mal gestor que dejó un
agujero negro en la economía del organismo.
A García Gaona le he pedido cantidad de veces, desde este
espacio y desde la miscelánea semanal, que haga una
auditoría de las cuentas de la federación y que la oree.
Pero sus más cercanos, que andan ocupando cargos y poniendo
la mano, dicen que bastante tiene el presidente de la
federación con tratar de cobrar los muchos dineros que ésta
le adeuda.
Y, claro, uno, que piensa porque existe, ¿verdad Descarte?,
se pregunta lo siguiente: ¿Por qué le debe tanto dinero la
Federación de Fútbol de Ceuta a García Gaona? Si a él, como
cargo principal del organismo, le está prohibido facturarle.
En fin, que habré de recurrir al sicólogo de la ADC.
Primero, para ver si éste me explica la situación de García
Gaona. Y luego para que me haga el favor de aclararle a su
amigo, el toro suelto que suele rajarse en cuanto recibe la
primera vara, qué es un incesto. Y así, de una vez por toda,
se entere de que en cualquier momento se le puede venir el
edificio encima con la fea, feísima de la muerte, dentro; el
sablista, y él oliendo a zorruno.
En fin, Pedro Rojas, perdona que me haya desviado del tema
principal. Pero que sepas que estoy contigo.
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