La familia es la esencia de la
sociedad, es le puntal que mantiene en pie la sociedad en
que vive y por ende el país al que pertenece. Acabar con la
familia es quitar el pilar básico sobre el que se sustenta
toda una sociedad.
Y si usted quita el pilar sobre el que se sustenta cualquier
cosa está irremisiblemente, sin que nadie lo pueda impedir
se viene abajo, convirtiéndose en escombro quedando
difícilmente recuperable, puesto que lo único que se puede
hacer con los escombros es retirarlos y crear de nuevo lo
que se ha venido abajo, por la perdida del pilar que lo
sustentaba.
En la sociedad moderna que vivimos, para algunos de los
llamados progresistas que, por cierto, no saben lo que
significa la palabra progresar, la desaparición de la
familia, como tal familia, carece de la más mínima
importancia.
Naturalmente, no se dan cuenta de que ese progresismo caduco
y trasnochado, que nada tiene que ver con el verdadero
progreso, está haciendo que el pilar fundamental, que
sustenta a la sociedad, se está viniendo abajo con la
desaparición de la familia como tal. Flaco favor a una
sociedad que, cada día, carece de los valores suficientes
porque esos valores los ha ido perdiendo, dejándose
arrastrar por inútiles cantos de sirena.
Se les habla y se les cuenta, a la juventud, la enorme
ventaja que es el emanciparse a los dieciocho años,
alejándose de la casa paterna para vivir su propia vida, sin
tener que rendirles cuenta a sus progenitores de las
decisiones a tomar.
Todo muy bonito, todo precioso, los planes que se les
plantea a esta juventud, de las grandes ventajas que van a
tener en cuanto se emancipen de sus padres.
Y es, en esos momentos, con esos cuentos chinos cuando
empieza a desmoronarse la familia y a partirse en mil
pedazos, haciéndoles creer a los jóvenes una realidad que no
existe, ni nunca va a existir.
Es fácil comprender, por qué ese mundo de ilusos, nunca va a
existir, Cómo se va a emancipar un joven, con dieciocho
años, sin un euro en el bolsillo, sin un trabajo que le
permita alquilar una vivienda y tener los suficientes medios
económicos para poder subsistir por si mismo.
Ese mundo de colores que les han pintado, lleno de
fantasías, sólo tiene lugar en los cerebros con escasa masa
cerebral y carcomido por el gusanillo de la ignorancia que
han tratado, por todos los medios a su alcance, inculcar a
la juventud un mundo de yupi y de cuentos para leer a los
niños en las largas noches de invierno.
Estos cuentistas que duda cabe, han hecho su trabajo
tratando de, como se dice ahora entre la juventud, e
“comerles el coco”. Y esa “comedura de coco”, de ese mundo
de yupi que les pintan a la juventud, es una de las cusas
principales de que el pilar principal, que sustenta a la
sociedad, la familia, se esté viniendo abajo.
Que nadie olvide, lo que es y significa la unión familiar
para una sociedad, si quiere ser cada día más fuerte y más
unida manteniendo con toda solidez ese pilar fundamente que
sustenta a toda sociedad que es, sin discusión alguna, la
familia.
Los lazos familiares son indisolubles en toda sociedad
moderna.
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