Afortunadamente ha vuelto el caos del tráfico a las calles
de Puerto Príncipe”, aseguraba uno de los encargados de la
logística de la Federación Internacional de la Cruz Roja y
la Media Luna Roja (FICRMLR) ante una audiencia de delegados
que asentían, también con satisfacción. Pero,
desgraciadamente, un nuevo temblor de tierra asoló ayer a la
población haitiana. “Duró segundos pero parecieron eternos.
No nos dimos cuenta de la réplica en el suelo hasta que todo
nuestro cuerpo se movía completamente pero debemos agradecer
que todos estamos bien”, relató Germinal Castillo,
responsable de Comunicación de Cruz Roja en Puerto Príncipe,
en una breve conversación telefónica.
Reuniones por la mañana se suceden a las que acabaron por la
noche en una rueda interminable que tiene por objeto que
todo este perfectamente coordinado y que nada falle en favor
de los más vulnerables y en Haití la vulnerabilidad está a
la vista en calles, hospitales y campamentos. El aeropuerto
es otro hervidero; cuatro aviones de carga Galaxy,
gigantescos, de Canadá y de Estados Unidos dejan caer su
imponente estampa en la pista del aeropuerto. Además, cargas
humanitarias de varios países están siendo trasladadas a
camiones para su posterior reparto.
A pesar de lo que digan, la ayuda humanitaria está saliendo
hacia quien lo necesita, pero la necesidad es tan grande,
tan infinitamente grande, que todas las ayudas son pocas,
muy pocas y por eso todos los delegados de Cruz Roja que ven
las necesidades a diario no cesan de repetir, a sus
respectivos países, que se necesita más y más para acallar
los gritos de horror de los niños y los lamentos de sus
madres. Nada más terminar la carga de nuestros camiones,
salimos del aeropuerto cuando, frente a la terminal,
presenciamos un tumulto de considerable magnitud. Hombres y
mujeres que corren, gritan y se pelean por un par de zapatos
o una bolsa de agua.
Los delegados de Cruz Roja Española que presenciamos la
escena no entendemos nada, no comprendemos a que viene esta
situación, no responde a ninguna lógica ya que la población
se está comportando como lo que es, un pueblo pacífico,
tremendamente afectado por esta tragedia de dimensiones
desconocidas, pero asumiendo con entereza su situación. Será
posteriormente cuando se puedan ver las imágenes y las
crónicas vía internet, cuando entenderemos todo. Sin
embargo, todo parece lo que no es. Estas imágenes dejan
atrás horas y horas de trabajo y de planificación, parecen
inutilizar los 250.000 litros de agua que Cruz roja Española
distribuye diariamente, las toneladas de medicamentos que ha
entregado también Cruz Roja Española, que no tiene
importancia el super hospital que está montando la Cruz Roja
Noruega o que las plantas potabilizadoras de las cruces
rojas francesa y española están llevando a cabo.
En Puerto Príncipe, los habitantes siguen contando con Cruz
Roja para poder salir del pozo en el que están sumidos. Para
ellos, la estrategia mediática es algo lejano, sin
importancia e incluso estéril y saben que cuenta con el
apoyo de unos hombres y mujeres que con una Cruz Roja en el
pecho dan todo lo que tienen y mucho más en favor de los que
nada tienen. Sin embargo, la historia parece escribirse de
otra manera, es como si una cierta mirada se empeñase en
devolver una imagen distorsionada a pesar de las evidencias.
Así están las cosas...lamentablemente.
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