La del martes fue una dura jornada para la Delegación de la
Cruz Roja Española en Haití, como asegura Germinal Castillo,
el responsable de comunicación en Ceuta de la institución.
Los cooperantes iniciaron una maratoniana jornada desde la
madrugada en el campamento base de la Federación
Internacional de Cruz Roja y Media Luna Roja con un
reconocimiento visual de la ciudad mediante un plano a
escala y zonas señaladas para así poder continuar con el
reparto de ayuda humanitaria a lo largo de todo el día.
“Aún no ha amanecido todavía en el campamento y la actividad
ya es frenética, incluso para algunos ni siquiera la noche
ha sido un motivo para interrumpir la actividad”, asegura
Castillo. Y es que es necesario distribuir agua por
hospitales y barrios, preparar y mantener las comunicaciones
y, sobre todo, asegurar el suministro de medicamentos.
Castillo dice que “todo se pone en marcha al mismo tiempo de
forma increíblemente coordinada entre todos”. Los
integrantes de la Cruz Roja Española no se cansan de
repetir, con orgullo, que “es la mayor labor humanitaria” en
la que han contribuído nunca.
A pesar de los rumores de asalstos y saqueos por las calles
de la ciudad de Puerto Príncipe, según Germinal Castillo,
“por las calles se trabaja con total tranquilidad por todos
los rincones. Cierto es que los haitianos demandan cosas. A
veces se puede acceder a las peticiones -como por ejemplo,
mascarillas- y otras no; pero entonces se recibe un
‘gracias’ como respuesta”. Por otra parte, el agua se ha
convertido en uno de los bienes más preciados. El líquido
elemento se trata en una de las plantas potabilizadoras de
la ERU de Agua y Saneamiento (Emergency Rseponse Unit), que
se encuentra en el campamento base. Se carga en camiones
para su distribución y a partir de ahí se reparte.
Al margen de las actuaciones humanitarias, Germinal Castillo
afirma que “la dimensión de la tragedia es brutal y sus
consecuencias se dejan ver en cada esquina. La catedral y el
ministerio de finanzas ya no son si no un montón de
escombros”. Y la hora de comer se ha convertido en un
eufemismo para los haitianos, aunque, el Gobierno de la
República Dominicana ha donado unos furgones que sirven
comida: “Cientos de haitianos se agolpan, de forma
sorprendentemente ordenada, tras los furgones. Todo parece
volver a la normalidad, aunque eso sí, poco a poco”.
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