La plaga del picudo rojo se ha convertido en un quebradero
de cabeza para la Consejería de Medio Ambiente, la cual ha
invertido ya 75.000 euros para erradicar el brote de este
año. Según el biólogo de OBIMASA que lleva el caso, José
Luis Ruiz, “la benignidad del otoño pasado ha propiciado que
el picudo se haya ido dispersando por la zona”. Ya se están
tomando diversas medidas para hacerlo desaparecer.
La Consejería de Medio Ambiente ha invertido ya 75.000 euros
para la extinción del picudo rojo, un insecto que ataca a
las palmeras y que está provocando que muchas de ellas tenga
que ser cortadas para erradicar el brote. Y es que “la
benignidad del otoño pasado ha propiciado que el picudo rojo
se haya ido dispersando por la zona”, como asegura el
biológoco de OBIMASA encargado del caso, José Luis Ruiz.
El plan de actuación para hacer desaparecer a la plaga es el
de “erradicación y destrucción de las palmeras afectadas.
Una vez que una palmera está infectada, hay que cortarla
porque las larvas de este insecto viven dentro de la
corteza”, afirma Ruiz. OBIMASA está trabajando tanto en
fincas privadas como en espacios públicos para hacer
desaparecer esta plaga tan molesta y que ha afectado en un
100% a las palmeras canarias y, de ellas, un 95% son
ejemplares macho. Las palmeras afectadas se cortan y se
queman, a través de un fuego controlado.
Otra de las actuaciones que se están llevando a cabo es la
de “la fumigación con productos fitosanitarios como una de
las principales medidas preventivas”, continúa el biólogo.
La empresa que se está encargando de forma directa es TRAGSA
a través de una “encomienda de gestión. Además, también se
cuenta con la colaboración de Parques y Jardines”. La
empresa trabaja por las calles de la ciudad e incluso se
insta a los ciudadanos a que quiten su vehículo de algunas
zonas para que puedan trabajar con mayor seguridad.
El problema principal de este asunto es que, según Ruiz, “la
detección de palmeras infectadas se lleva a cabo cuando no
hay marcha atrás”. Para ello, también se están creando,
aparte de las medidas ya apuntadas, una “experiencia piloto,
que consiste en unas trampas de feromonas que sirven para
capturar adultos y conseguir eliminar así la plaga”, apunta
Ruiz. También se está realizando un censo de la totalidad de
las palmeras que hay en Ceuta y de su estado fitosanitario
tanto en zonas privadas como públicas.
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