La contaminación acústica afecta a más del 76 por ciento de
las barriadas que componen la ciudad autónoma, según el
adelanto de la encuesta realizada por la Federación
Provincial de Asociaciones de Vecinos. El 25 por ciento
asegura además que los problemas de ruido alteran el sueño
de los residentes y quince barrios dicen que la
contaminación sónica ha provocado a sus vecinos alteraciones
físicas o psíquicas.
La Federación Provincial de Asociaciones de Vecinos (FPAV)
dispone ya del sondeo en 51 barrios de la ciudad para
determinar el mapa de ruido en el que está colaborando con
la Administración local. El 76 por ciento de ellas dice
padecer problemas de contaminación acústica. En números
absolutos: treinta y nueve.
Es uno de los datos que ha adelantado la FPVA a EL PUEBLO,
sobre un formulario en el que, además de inquirir a los
vecinos si cree que existe la contaminación acústica en su
barrio, se les pide que enumeren sus causas y se les
pregunta si donde existen calles peatonales se acentúa el
problema del ruido, cuál es el horario donde este resulta
más persistente, cuáles son sus fuentes, si perjudica el
sueño de los residentes, si les ha producido alteraciones
fisicas o psíquicas, si residen próximos a locales o bares
que ocasionen molestias sónicas, si consideran el tráfico un
elemento significativo del problema y si conocen otras
causas distintas que contaminen.
Resulta particularmente curiosa que catorce de las barriadas
ya estudiadas considera que donde existen calles peatonales
se acentúa la contaminación acústica.
Treinta y ocho barrios se atrevieron además a enumerar las
causas de los problemas de ruido que padecen, y que van
desde el tráfico y las operaciones de carga y descarga de
establecimientos comerciales hasta los pubes con música o
con terrazas.
En cuanto a los horarios más molestos en materia de ruido,
la inmensa mayoría de las barriadas encuestadas respondieron
que es a partir de las doce de la noche, siendo su origen
casi siempre el paso de los coches.
Como fuentes determinantes de este problema aparecen los
bares, el tráfico de camiones y vehículos pesados y, desde
luego, la práctica del botellón por parte de los jóvenes.
Respecto a las molestias concretas que genera la
contaminación acústica, el 25 por ciento de las barriadas
sondeadas contestaron que perturbaba notablemente el sueño.
Igualmente, quince de los cincuenta y un barrios de que se
dispone ya respuesta informaron que sus residentes padecían
alteraciones físicas y psíquicas como consecuencia de los
ruidos.
Siete barriadas contestaron además que sí poseían en su
ámbito geográfico bares o locales de ocio que producían
contaminación acústica. Por otro lado, diecisiete barriadas
consideraban que el tráfico constituía una fuente primordial
de contaminación sónica.
Trece barrios indicaron además que conocían otras causas
distintas de las enumeradas productoras de ruido en su
entorno, destacando entre ellas los gritos en la vía pública
producidos por quienes entran y salen de los bares y pubes.
Este argumento fue particularmente predominante en barrios
que conforman el centro de la ciudad: Alfau, Sarchal,
Molino, Patio Castillo, Pasaje Recreo, Patio Páramo y Virgen
del Valle, además claro está, del ámbito aplicable a la
Asociación de Vecinos del Centro, que abarca desde la Plaza
de la Constitución hasta la zona de Azcárate-Maestranza.
El presidente de la federación vecinal, José Ramos, indicó
que una vez recopilada las respuestas se elaborarían los
gráficos para entregar a la Ciudad Autónoma, que asumirá la
función de medir los decibelios, competencia de las
consejerías de Sanidad y Consumo y de Medio Ambiente.
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