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OPINIÓN - LUNES, 18 DE ENERO DE 2010

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Mi amigo Domingo Ramos
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

Y la amistad no viene de ahora, esta amistad ya es añeja, de aquella época en la que con Rodríguez Serrano de presidente del primer equipo de la Ciudad, Juan Vivas era el hombre de los números y Domingo Ramos era el secretario del club.

Afortunadamente, cuando en aquella época, todos éramos más jóvenes, tuve la suerte de compartir horas y horas de viajes con Domingo. Aquello le gustaba, allí se sentía feliz, pero esa era una actividad, en una etapa de su vida, en la que estuvo colaborando con unos amigos que se lo pidieron, y con ello llenaba esas horas libres que hay veces que no se sabe como llenarlas un poco más. Él del fútbol no esperaba nada y ahí está lo que digo.

Las amistades que se hacen metidos en esas aficiones, que no profesiones, suelen ser duraderas y la nuestra lo es y lo seguirá siendo.

El pasado sábado, y bien que me alegra, fue un día feliz, de verdad, para Domingo Ramos y para su esposa María Pilar, al celebrar, ahí es nada, su boda por tercera vez, o lo que es lo mismo, sus bodas de oro. ¡¡ Cincuenta años casados!!.

Llegados a este punto, muchos de los jóvenes progres dirán:”Vaya aburrimiento, cincuenta años casados, sin separarse”. Y es que esto, ahora se lleva poco, pero en la formación y en la manera de ser de María Pilar y Domingo, eso es un auténtico regalo del cielo, ver que un día, hace cincuenta años, llegaban al altar. Entonces se llevaba eso, de verdad. Hace 25 volvieron a renovar su cariño y felicidad, yendo también al altar y ahora, el pasado sábado, apadrinados por sus nietos mayores, Fernando y Carmen volvían a hacer lo mismo. Y tengo que resaltar esto porque hay quien habla y quiere hablar sólo de papeles, que incluso, en algún caso, los mojan al poco tiempo.

Fernando y Carmen habrán tomado buena nota de sus abuelos y habrán pensado, al menos, “esto es serio”, porque pasar cincuenta años juntos es que en su día supieron elegirse, han sabido compenetrarse, durante la mayor parte de su vida y ahora, los muchos que les quedan, todavía, no parece que vayan a cambiar.

El sábado, sobre la una y media del mediodía, me encontraba con Domingo Ramos a la puerta del Parador de Ceuta, él iba con otro señor y por detrás con unas amigas venía su esposa. En nuestro saludo de rigor, yo no sabía nada de la boda, le dije :“parece que vienes de boda”, por lo elegante que iba y el señor que venía a su lado, amable, sonriente y con la alegría de estos casos me dijo:”y además por tercera vez y con la misma”. La frase tenía todo el buen sentido que llevan las palabras de un amigo, además de que era una frase que viene al pelo hoy más que nunca, cuando hay muchos que “han pasado por la vicaría”, mejor dicho por los despachos de ayuntamientos o juzgados, en varias ocasiones y cada vez con una “esposa” diferente. Son cosas de los tiempos.

Por la noche, me volvía a encontrar con el “nuevo matrimonio remozado” y María Pilar me mostraba sus nuevos anillos. Era una recién casada, a pesar de los años de matrimonio que ya llevaba.

Atrás han quedado ya cincuenta años, han sido tres bodas, ahora empiezan a preparar la siguiente, en la que deseamos que si ahora han sido apadrinados por sus nietos, para entonces lo serán por sus bisnietos. Y uno que se alegra siempre de todo lo bueno de sus amigos, en este caso no podía ser menos y desde esta columna tengo que desear a Domingo y a Maria Pilar toda la felicidad del mundo, durante otros muchos años más. Se lo merecen.
 

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