Un adolescente, jugador del Ciudad de Ceuta, cayó ayer al
suelo con convulsiones en el Complejo Deportivo Díaz Flor
durante el partido que se jugaba con el San Agustín, después
de tragarse la lengua al impactar con un contrincante y
permanecer tres minutos sin respiración, sin que hubiera
equipo en el campo para auxiliarlo.
Pedro Rojas, padre del joven jugador del Ciudad de Ceuta
Adán, se dirigió anoche a la Comisaría de la Policía
Nacional para denunciar la ausencia de ATS y del más mínimo
equipo de primeros auxilios en el partido contra el San
Agustín que se celebraba en la mañana de ayer en el Complejo
Deportivo Díaz Flor, después de que su hijo cayera al suelo
con convulsiones y permaneciera hasta tres minutos sin
respiración a consecuencia de un impacto con el defensa del
equipo contrario.
Según explicaron a este periódico el padre, el entrenador
Américo y varios testigos presenciales e intervinientes en
el suceso, el adolescente colisionó a los cinco minutos de
empezar el partido con el jugador del San Agustín, cayendo
al suelo con el otro joven encima, completamente
convulsionado después de tragarse la lengua y quedar sin
respiración, hasta que ocho minutos después apareció la
ambulancia que lo trasladó al hospital, donde permanecerá en
observación durante 48 horas.
Tras producirse el impacto, las aproximadamente treinta
personas que había presenciando el partido comenzaron a
gritar y el joven hubo de ser auxiliado espontáneamente por
el médico dentista Nicolás Jiménez, padre de un jugador del
San Agustín, y los entrenadores Carrasco, Oliva y Américo,
que tuvieron que realizar un esfuerzo ímprobo para abrirle
la boca y permitir que regresara la respiración.
“Perdió el conocimiento a causa del golpe, la lengua se le
volvió para atrás y empezó a faltarle el oxígeno, por lo que
empezó a sufrir convulsiones. Creo que estuvo a punto de
morir”, explicó a EL PUEBLO Nicolás Jiménez. Una vez en el
hospital, se le practicó un TAC para confirmar que el
adolescente se encontraba fuera de peligro.
El padre ha denunciado la inexistencia de personal
cualificado para prestar atención a este tipo de accidente
en el Polideportivo Díaz Flor, “cuando en los campos de
fútbol José Benoliel y José Martínez Pirri sí lo hay”, y
criticó que nadie de la Federación de Fútbol se hubiera
dignado si quiera a llamarlo.
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Un suceso que merece equipo de primeros auxilios
El padre del joven jugador
conmocionado quiso ayer manifestar su público agradecimiento
a todas las personas que se apresuraron de forma espontánea
a auxiliar a su hijo, y en particular al médico dentista
Nicolás Jiménez, “que le salvó la vida”. El facultativo y
progenitor de otro jugador del San Agustín criticó ayer que
determinadas competiciones deportivas carezcan de equipos de
primeros auxilios porque “aunque en el 99 por ciento de los
casos no suceda nada grave cuando se produce un accidente,
hay un uno por ciento en que sí ocurre y hay que tenerlo en
cuenta. O si no hoy (por ayer) estaríamos hablando de un
incidente de consecuencias todavía más graves”. En este
sentido, Jiménez añadió que “el hecho de que las cosas hayan
terminado saliendo bien no quiere decir que no se les deba
dar importancia”. El médico aseguró que, si no hay personal
específico, los entrenadores deberían tener al menos
conocimientos de primeros auxilios y disponer durante la
competición de elementos tan simples como una canícula de
Guedel para este tipo de sucesos. El entrenador Américo, del
Ciudad de Ceuta, apuntó también a este periódico que desde
el equipo se estaba estudiando la manera de exigir
responsabilidades por la ausencia de estos equipos de
primeros auxilios durante la competición, aunque matizó que
“no sabía lo que pensaba hacer el club”. El padre del joven
jugador sí que ha mostrado su predisposición de llegar hasta
el final en la depuración de todo tipo de responsabilidades.
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