Lo será. Lo pregonan los
horóscopos. Se refleja en las Profecías de Nostradamus. Lo
será pese al mal vagío de algunos que parecen que se
refocilan venteando tragedias y hambrunas, desastres y
calamidades. Mala cosa es hablar con boca de catastrofista
porque, ya se sabe que, el lenguaje no expresa la realidad
sino que “crea” la realidad, así que, hemos de ser
conscientes de que, arrimando el hombro a soluciones
imaginativas, innovadoras e inteligentes, vamos a remontar
como ya lo han hecho otros países europeos, regidos, eso sí,
por estadistas menos “gafes” y llenos de melindres.
¿Para qué tanto SITEL y tanto dramatizar con los delitos del
ladrillo y del pelotazo si el pueblo soberano anda asustado
por falta de propuestas esperanzadoras? Ya no sirven ni
motivan los telediarios paseando a cargos públicos o a
empresarios esposados. Ni motivan sentencias como la del
Tribunal Supremo que viene (¡a buena hora!) a declarar
ilegal la indignidad institucionalizada por el PNV de
sufragar con dineros públicos las idas y venidas de los
familiares de los criminales de ETA en cómodos pullmann,
todos los gastos pagados.
¿Y que pasa ahora? ¿Van a intervenir los de Delitos
Económicos? ¿Qué fiscal ha incoado Diligencias? ¿Cómo van a
devolver los peneuvistas los dineros?. Por supuesto que
existe ya un colectivo ciudadano a la caza de la sentencia
para obligar a Arzallus , a Ibarreche y a sus palmeros a
reintegrar con intereses lo despilfarrado, ya saben,
recogidas de firmas para formular las denuncias,
comparecencias, ruedas de prensa. Como son estos colectivos
de marujas y de curritos que se van organizando por lo
bajini y parecen dispuestos a devolver al pueblo el poder y
competencia que son del pueblo, revalorizando el papel de la
sociedad civil.
Aunque para que, el descontento ciudadano alcance la
categoría de “clamor” no quede más remedio que alargarse al
“Sálvame de luxe” y nombrar portavoces del cabreo a Belén
Esteban y a Jorge Javier Vazquez. Claro, los espías se
dedican a perseguir a empresarios, a promotores y a
políticos y no les interesan más que los chanchullos y no le
ponen la escucha al ciudadano medio, ni al que no recalifica
porque no puede, ni al que no acumula cargos de confianza
por enchufe porque no tiene quien se los proporcione y
entonces ignoran los runruneos y los malestares
generalizados.
Pero proclamo que el 2010 será el año en el que comience el
protagonismo de la sociedad civil y la irrupción de los
colectivos ciudadanos bien estructurados (pero no
estructurados con ladrillos y cemento, por favor, que viene
el SITEL) estructurados en tono a valores sólidos, que los
hay, aunque anden amedrentados y camuflados.
¿Qué mascullan airados y despectivos? ¿Qué aún no les he
desvelado el último de los dichos de abrumadora vulgaridad
que salpimentan mis intervenciones?
Pues les aseguro que no se trata de eso de “Año de nieves,
año de bienes” que es de lo más finolis, lo que he
incorporado a mi repertorio viene de la boca de una
vendedora de lotería que, virtud de las inclmencias del
tiempo bramaba “¡Estoy más arrecía que una puta poligonera!”
¿A que está guay y autóctono? Vale, no es lenguaje que se
pueda oír en las puertas de un congreso del pepé, pero si se
oye en la calle y de boca de un miembro de la sociedad civil
siempre interesa. Y encima, con los dineros que reintegren
los peneuvistas tras recibir un correctivo, se podrán
construir y mantener albergues para dar techo y puchero a
los miles de indigentes que, arrecíos como putas poligoneras,
duermen bajo cartones porque no hay plazas en los
eufemísticamente llamados “centros de acogida”, ni llegan
las raciones en los centros de Cáritas Diocesanas.
Pero en este venturoso 2010, proclamado por la ONU “Año de
la Ética y de la Vergüenza” los fiscales procederán de
oficio contra gastos suntuarios, viajes millonarios a lo
Carod Rovira y dineros regalados a los familiares de los
criminales. Y lo que se recupere para quitar el hambre y el
frío a las criaturas. Seguro que si no lo hacen los de la
Audiencia Nacional lo hará algún fiscal de Ceuta o de
Melilla, de oficio. Por ser el año que es.
Y estar cargado de buenos augurios.
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