El profesor Juan Miguel del Cid ha dirigido un trabajo de
investigación relacionado en la financiación de la red Al
Qaeda de la que dice, ha utilizado desde su fundación
distintos mecanismos para obtener fondos facilitadores
financieros, organizaciones caritativas y empresas. En sus
recomendaciones, el profesor manifiesta la necesidad de
intercambio ágil de información entre las autoridades y las
entidades bancarias para detectar las operaciones de
financiación del terrorismo islamista
El intercambio de información entre las autoridades y las
entidades bancarias es fundamental para detectar las
operaciones de financiación del terrorismo de Al Qaeda.
Porque si la información financiera por si sola puede ser
insuficiente para detectar cómo se financian la banda
terrorista y sus grupos afines, cuando se combina con otra
información en poder de los servicios de inteligencia sí
puede ayudar para que los bancos vean un indicador de una
posible actividad sospechosa.
Así se desprende de un trabajo de investigación elaborado
por Juan Miguel del Cid Gómez , profesor de Economía
Financiera y Contabilidad de la Universidad de Granada.
Su trabajo apunta que Al Qaeda ha utilizado desde su
fundación distintos mecanismos para obtener fondos de
facilitadores financieros, organizaciones caritativas y
empresas. En la actualidad las células, ramas o grupos
asociados a Al Qaeda están obligados a actuar de modo
autónomo y autofinanciar en gran medida sus actividades a
través del tráfico de drogas y otros delitos comunes.
Todos estos grupos “han tenido que recurrir al hawala
(‘transferir’, en árabe) y a los correos de efectivo para
mover el dinero al margen del sistema financiero formal”.
Pero además, existen otros mecanismos que pueden ser
utilizados por los grupos terroristas para desplazar sus
fondos sin ser detectados. “Tal es el caso del comercio
internacional que por su volumen y complejidad en los medios
de pago es especialmente vulnerable –destaca el profesor Del
Cid Gómez-. La aparición de nuevos métodos de pagos
propiciados por el avance de las tecnologías de la
información y las comunicaciones también supone un riesgo
para las autoridades ya que pueden ser utilizados por los
terroristas para desplazar el dinero con total anonimato”.
Financiación no interrumpida
Las medidas establecidas por el Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas, basadas en la congelación de activos no han
conseguido interrumpir la financiación de Al Qaeda, advierte
el investigador. Por otro lado, la aplicación de la debida
diligencia con el cliente tampoco ha mostrado gran eficacia
en la detección de operaciones terroristas ya que los
informes sobre transacciones sospechosas que generan las
instituciones financieras en todo el mundo tienen escaso
valor a la hora de congelar los fondos de la organización
terrorista.
En su trabajo, el experto aporta numerosos datos relevantes
sobre la financiación de banda, las necesidades financieras
de Al Qaeda antes de los ataques del 11 de septiembre de
2001 eran de unos 30 millones de dólares anuales, según un
informe de la CIA. Algunas estimaciones apuntan cuál fue el
coste económico de la organización de este atentado: entre
400 y 500 mil dólares.
Del Cid advierte que, sin embargo, los grupos terroristas
necesitan sufragar tanto el coste directo asociado con la
comisión de un atentado como los costes de estructura
relativos al mantenimiento de la organización y propagación
de su ideología.
Además de la compra de armas, vehículos, materiales
explosivos y detonadores que vayan a ser utilizados en el
ataque, los grupos terroristas tienen que atender otras
necesidades como los gastos de subsistencia de los
terroristas y de sus familiares; las comunicaciones entre sí
y con la red matriz de la que reciben instrucciones; la
formación de sus miembros; el coste de los viajes de los
miembros para preparar un atentado; la propaganda de la
causa a través de distintos medios de comunicación y las
actividades caritativas, que constituyen un vehículo de
legitimación social para las organizaciones que promueven
sus objetivos a través del terrorismo.
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