En los últimos días, hemos
asistido al final previsible de una nueva aventura de la
izquierda ceutí protagonizada, en esta ocasión, por el
partido socialista liderado por José Antonio Carracao y la
UDCE de Mohamed Ali. El anuncio de apertura al progresismo
ceutí formulado en la copa de Navidad desde la secretaría
general de los socialistas ceutíes, originó el acercamiento
infructuoso de la formación que lidera la oposición en la
Asamblea.
Debatir sobre la idoneidad o no, de lo que hubiera sido la
integración de la UDCE en el partido socialista es una
cuestión, que corresponde valorar a los militantes y
simpatizantes de estas formaciones no obstante, reflexionaré
sobre algunas cuestiones que pudieran interesar a nuestros
lectores. En primer lugar, de todo lo acontecido debo
extraer, que mientras estas formaciones aún desconocen cual
es su verdadera identidad y por tanto, cuales son sus
propuestas alternativas, el mismo día que se escenificaba
esta ruptura, el Gobierno de la ciudad presentaba la
planificación hasta el final de la legislatura. Por tanto,
dos visiones diametralmente opuestas de gestionar los
intereses de los ciudadanos.
Como no podía ser de otra manera, rechazo frontalmente las
acusaciones de “racismo” vertidas por el líder de la UDCE ya
que, las conversaciones iniciadas entre ambas formaciones
tienen un precedente importante que demuestra todo lo
contrario, la coalición formalizada en la ciudad hermana de
Melilla entre la formación socialista de esa ciudad y
Coalición por Melilla de Aberchan. Debo significar, que el
resultado de las conversaciones iniciadas fue diametralmente
opuesto en la ciudad hermana, la formación de Aberchan ha
conservado su identidad personal, ha conseguido la Dirección
Provincial del MEC y influye directamente en los Planes de
Empleo dependientes de la Delegación del Gobierno.
Circunstancia diametralmente opuesta a lo sucedido en
nuestra ciudad donde, Mohamed Ali ha mostrado, una vez más,
su verdadero rostro al igual que en ocasiones anteriores.
En definitiva, un nuevo engaño protagonizado por quien
vuelve a enarboral la bandera reivindicativa del racismo
hacia el colectivo musulmán cuando, las circunstancias
demuestran todo lo contrario. Por tanto, corresponderá al
secretario general de los socialistas ceutíes reflexionar al
respecto y actuar en consecuencia reactivando una iniciativa
que destierre, de una vez por todas, la imagen ofrecida en
los últimos meses por esta centenaria formación. Ceuta y los
ceutíes necesitan de un partido socialista fuerte y
cohesionado en la búsqueda del bienestar de todo un pueblo.
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