Hay una canción que dice:.De tanto
usarlo, se nos acabó el amor.”. Y eso mismo está pasando con
dos palabras, que de tanto usarlas, han terminado por no
hacer efecto alguno. Vamos, que las escucha uno como si
escuchara llover, racismo y progresismo.
Vayamos por parte. Desde que a alguien se le ocurrió emplear
la palabra racista, para mencionar los sentimientos que,
según las etnias inmigrantes, desde su muy particular punto
de vista, se tenía en Occidente hacia esas etnias de
inmigrantes que nos llegaban, buscando un mundo mejor, la
palabra racista ha sido usada indiscriminadamente, contra
todos o contra todo aquello, que al mínimo movimiento,
realizado por los occidentales, no se ajustaba a los deseos
de esas etnias de inmigrantes llegadas a cualquier
territorio de Occidente.
Tanto se ha utilizado, que era la palabra preferida por esos
inmigrantes, que la soltaban a la menor de cambio. He sido
testigo, de cómo en un supermercado, al no guardar su turno
correspondiente, en la cola de la caja para pagar, y querer
colarse, al llamarle un señor la atención, diciéndole que
debía ocupar el lugar que le correspondía día, la señora le
llamó, racista. ¡Toma del frasco, Carrasco!.
Por eso, hoy día, escuchar la mencionada palabra, no hace
efecto alguno. Te quedas igual, al escucharla como si
escuchases decir ¡¡Viva el Betis!!..
Está pasando lo mismo que con la canción, con la que hemos
iniciado el presente escrito: “de tanto usarla se les ha
acabado algo, que no tiene razón de ser ni, por supuesto,
hace efecto alguno ante quienes la escuchan”.
El racismo, sólo existe en la mente retrograda de algunos,
que quieren seguir sacando partido de ella, empleándola ante
cualquier eventualidad, para tratar de llegar con ella y
hacerles creer a sus seguidores que son personas perseguidas
por el resto de la comunidad, que son unos auténticos
racistas.
Este argumento, del uso de la palabra racistas, se emplea
para darle algo a esa parte de la comunidad y que, la misma,
siga confiando, en que el personaje en cuestión, es el único
que lucha contra todos, para acabar contra esos racista que,
precisamente, sólo existen en su mente. Pobre bagaje,
Llamando racista a aquellos que, precisamente, nunca lo han
sido y más que demostrado está, tratan de ocultar su grandes
fracasos De los que, por cierto, advertimos que iban a
sucederle, con la alianza que se había buscado y que, en
verdad, no tenía razón de ser porque ella, sin lugar a duda
alguna, nada beneficioso le iba a aportar, si no todo lo
contrario.
Y a las pruebas nos remitimos, mientras esos aliados se
encuentran ocupando esos puestos, que deberían ocupar los
suyos, que se han visto apartado, de los mismos, por unos
advenedizos que ningún beneficio les han reportado.
Cuando uno es líder de algo, a igual que se les debe anotar
en su haber los éxitos conseguidos, también se le deben
anotar en su debe, los fracasos obtenidos. Y el uso de la
palabra racista, se ha repetido tanto que ya no hace efecto
alguno.
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