La Manzana del Revellín, poco a
poco, sin prisas pero sin pausa, va tomando la forma para la
que fue diseñada por ese genio de la arquitectura llamado
Álvaro Sisa.
Poco a nada me gusta escribir sobre la Manzana, porque la
manzana ha sido y seguirá siendo un fruto prohibido, y desde
que le mundo, es mundo, no trajeó nunca buenas consecuencias
para el genero humano. Basta recordar, que por culpa de una
manzana de nada, todos los creyentes venimos al mundo con un
pecado, sin probarlo ni beberlo. ¿Qué culpa tenemos los
católicos qué, Eva, le diera una manzana a Adán y este le
pegara un bocado.
Pensándolo bien igual, en esos momentos en los que Adán le
pegó el bocado a la manzana, empezaron las comisiones en la
cosa urbanística.
Quién nos puede decir que el demonio, en forma de serpiente,
deseando quedarse con todo el terreno para edificar lo que
le viniera en ganas, no le dio una comisión a Eva, por
quitarse a Adán de aquel lugar y tener el camino limpio para
la futura urbanización y posterior construcción de viviendas
en el Paraíso que, por supuesto, vendería a buen precio con
unas muy buenas ganancias.
Claro que el asunto me choca, por qué no se quién ha dicho
que el Paraíso no existe. Y si el Paraíso no existe, la
hemos fastidiado. Todo el tinglado se nos viene abajo.
Un momento, jefe, lo de que el Paraíso no existe, es que
cuando alguien estire la pata, no va a ir a ese lugar. Nada
tiene que ver con la manzana, el bocado de Adán, la
estrategia del demonio y la comisión que pudiese llevarse
Eva. Porque si de algo estoy seguro, jefe, es que Eva trincó
pasta. Lo qué no le puedo asegurar es a dónde se largó, Eva,
con la pasta gansa que recibió de comisión.
A lo mejor, enano, como estaba acostumbrada al tiempo
calido, se nos largó a la costa levantina, a Murcia por un
suponer. Allí hace una temperatura agradable y hasta se
puede bañar casi todos los días del año.
Jefe, es qué le parece a usted, poco el “baño” que se pegó,
a costa del inútil de Adán. Para usted y para mí, sin que
esto vaya a salir de aquí, se calcula que fueron varios
miles de millones de pesetas.
Enano, por tu santa, en aquella época no existía la peseta.
Vamos, es más, no creo que existiera moneda alguna. Así que
cállate, que calladito estás más guapo.
Ni usted ni nadie puede asegurar que, en aquella época,
existiese el dinero. Igual existía la peseta y nosotros sin
enterarnos. Del mismo modo, jefe que, sin duda alguna,
existía la basura y alguien tendría que haber para
limpiarla.
Sí, y ahora me vas a decir que los que se encargaban de
limpiar la basura, también ganaban una pasta gansa y de
acuerdo con el demonio, éste les dio unos miles de millones
de las antiguas pesetas llegando, de esa forma, a un acuerdo
entre ellos.
El dinero todo lo puede. Y no me extraña nada, jefe, que el
demonio, fuese el único que hiciese negocio con el asunto de
la manzana que, Eva, le dio de comer a Adán. ¿No le parece a
usted, jefe, que es mucho mejor dejar la manzana, vayamos a
cometer otro pecado y nos llamen “pecadores de la manzana?.
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