La Capitanía Marítima de Ceuta ha confirmado que, como
adelantaba ayer EL PUEBLO, está prevista la llegada de otro
capitán con una pequeña tripulación al puerto de la ciudad
para transbordar la mercancía contaminante que almacena el ‘Rhone’.
Aunque la descargar requerirá la autorización judicial en un
barco sobre el que pesa tres embargos, no parece que nadie
vaya a oponerse a desalojar del puerto de Ceuta una
mercancía compuesta por 3.200 kilos de lignosulfato de
sodio.
El capitán marítimo, Jesús Fernández Lera, confirmó ayer que
se espera la llegada de otro capitán con una pequeña
tripulación para transbordar la mercancía del Rhone, tal y
como adelantaba ayer a este periódico Mustafa Durmus, el
oficial de máquina que ha quedado custodiando el buque
quimiquero.
Sin embargo, Fernández Lera no pudo concretar si la llegada
de esta nueva tripulación se produciría en diez días, como
presumía Durmus, ni conoce aún ningún detalle del barco al
que será transbordada la carga.
El capitán entiende que esta nueva tripulación será enviada
por el armador del barco, aunque subrayó que “no es problema
de la Capitanía Marítima de Ceuta” quién envía la dotación,
sino aclarar el destino del barco abandonado en el puerto de
la ciudad.
Así las cosas, Fernández Lera apuntó que en cuanto venga la
nueva tripulación se intentará clarificar también qué
pensamientos tiene el propietario respecto a la embarcación,
aunque aseguró que se le “exigirían condiciones”.
Naturalmente, para que la mercancía del Rhone, 3.200 kilos
de lignosulfato de sodio, pueda ser transbordada a otro
navío será necesario que Capitanía Marítima pida la
autorización del juez.
Cabe recordar que sobre el barco, aunque no sobre la
mercancía, pesan tres embargos. Aun así, es más que probable
que, tratándose de una carga contaminante, la jueza de
Primera Instancia que lleva el asunto permita su transbordo,
aunque sea por la propia seguridad del puerto de Ceuta.
Así cree que ocurrirá el coordinador en España de la
Federación Internacional de Transportes (ITF), José Manuel
Ortega, aunque también apuntó que hay dos empresas, una
turca y otra rusa, que tienen otras cuentas pendientes con
el armador, por el combustible proporcionado y no pagado,
que han pedido sus correspondientes embargos preventivos
sobre el barco.
Para la ITF, lo ideal es que la jueza obligara a abonar
algún aval por el transbordo de la mercancía que sirviera
para pagar parte de los salarios adeudados a la tripulación
del Rhone. “Lo que tampoco vamos hacer es oponernos al
transbordo de una carga contaminante como la que almacena el
Rhone, porque lo último que queremos es causarle ningún
perjuicio al puerto de Ceuta”, apuntó Ortega.
Inmovilizado
Lo que la tripulación del Rhone no parece que vaya a
permitir, según la ITF, es que el barco quimiquero,
inmovilizado por orden judicial, se marche sin que se haya
recuperado ni un ápice de los salarios.
Eso sí, desde la ITF, que asume la representación legal de
la tripulación del barco turco, apuntaron que estarían
dispuestos a pedir el levantamiento del embargo si se
negocia alguna cantidad que sirva para satisfacer alguna
parte de los salarios pendientes de abonar. “Preferimos
negociar, porque el proceso judicial puede resultar
demasiado largo”, indicó Ortega.
El problema es que, hasta ahora, la predisposición a
negociar es prácticamente inexistente. “Nadie se pone al
otro lado del teléfono”, ilustró Ortega.
El Rhone fondeó en aguas de Ceuta el 13 de septiembre y
hasta el pasado domingo no se pudo repatriar al total de la
tripulación, con excepción de Durmus, después de que el
capitán, el primer oficial y otros tres marineros decidieran
emprender el viaje de regreso a Turquía con sus propios
recursos.
Antes de su partida, la tripulación había interpuesto una
demanda judicial en Ceuta por el impago de los salarios de
los últimos siete meses, pidiendo además el embargo
preventivo del barco.
No obstante, el tiempo apremia y los tripulantes del barco
quimiquero tienen urgencia en recuperar no sólo el dinero,
sino también todo el tiempo perdido.
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