Mohamed Ali ha pasado de ser un potencial político de
altura, capaz de aunar criterios sociales para ganar el
pulso del progresismo ceutí, a ser -merced a sus últimas
declaraciones- un político errático superado por la
impotencia del querer y no poder llegar a la cima de sus
ambiciones.
Su proyecto, su capacidad y su estampa primigenia de lider
unificador, pacificador y colaborador en favor de los
intereses generales que tanto éxito le aportó para su
desembarco notorio en la Asamblea, lo lleva dilapidando
desde que, de allí para acá, se lanzó a una carrera tan
impaciente como alocada por alcanzar una mayor cota de
presencia futura en las instituciones.
Aún con radiante juventud, inteligencia natural y liderazgo,
su impaciencia sin embargo puede truncar definitivamente la
potencialidad de figura política que todavía atesora.
Pero se puede truncar porque las tan irreflexivas como
fáciles y recurrentes excusas de racismo empleadas en su
última comparecencia no pueden esperarse de quien ha hecho
gala de su posición en una sociedad plural como la nuestra,
en la que ha logrado notables éxitos personales, sin que su
condición de ‘moro’ -como el mismo en su pataleta refirió
ayer- le haya mermado un ápice su trayectoria. No es ni
justo, ni responsable utilizar excusas de racismo por no
lograr objetivos. No lo es. El PSOE ahora no, pero siempre
fue base para una amplia sociedad musulmana. El PP es
realmente base también para más de 300 musulmanes en su
listado de afiliados, y el que confía en una vicepresidenta
de la Mesa Rectora de la Asamblea y en dos viceconsejeros,
en 3 asesores en el Ejecutivo local y varios musulmanes en
su Comité Ejecutivo. El no al ‘moro’ -como dijo Ali, por el
mero hecho de serlo, no es excusa responsable y sí
preocupante. ¿Es culpa de IU, PP, PSPC y PSOE, no llegar a
acuerdos con Ali?, igual sí, pero ¿es que Ali no es culpable
de nada?.
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