En cualquier momento, y ante el
motivo más nimio, sale alguien diciendo: ¡Yo, ante todo, soy
demócrata! O bien se le llena la boca hablando de la
libertad de expresión por el mero hecho de haberse leído lo
que dice al respecto el artículo 20 de la Constitución
española.
En tales ocasiones, se me viene a la memoria el cuento de
aquel monaguillo, del que nos hablaba Ortega y Gasset,
que no sabía su papel y a cuanto decía el oficiante, según
la liturgia, respondía: “¡Bendito y alabado sea el Santísimo
Sacramento!”. Hasta que harto de insistencia el sacerdote,
se volvió y le dijo, “¡Hijo mío, eso es muy bueno; pero no
viene al caso!”.
Es lo que yo les hubiera dicho a quienes últimamente han
tratado de presentarnos al Jefe Superior de la Policía
Nacional como persona que no cesa de cometer atropellos
contra la democracia y, por supuesto, contra la libertad de
expresión. A José Luis Torres han procurado causarle
el mayor daño posible unos articulistas (!); es decir, le
han entrado a degüello (a ‘degollo’, suele decir uno de
ellos. Y pruebas escritas hay de lo que digo). Por el simple
hecho de que éste no se presta a las componendas de unos
pocos que han acordado asociarse por motivos de mucho
interés.
En los escritos han descollado lo miserable y lo cobarde.
Puesto que cobardía es denigrar a cualquier persona echando
mano de la socorrida máscara del editorial. Una actitud que,
más pronto que tarde, terminará dañando la imagen del medio
en que se han cometido tamaños despropósitos.
Con José Luis Torres he hablado yo una vez y no más de tres
minutos. Pero las referencias que de él me han dado son las
mejores. Las que, además, han resaltado tres sindicatos.
Pero no olvidemos que estamos hablando del cargo principal
del Cuerpo Nacional de Policía en Ceuta. Una institución
merecedora de respeto, no de sumisión, como todas las
instituciones, y a la que no se debe atacar por el mero
hecho de obtener beneficios de patio de Monipodio. Y sé a lo
que me refiero.
Vivimos en una ciudad pequeña aunque con problemas de suma
importancia y que han de superarse haciendo todo lo posible
por ayudar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. En la
medida que nos sea posible. Lo cual, amén de ser una
obviedad, no impide que se denuncien las malas acciones que
puedan cometer cualesquiera miembros de esos cuerpos. Como
humanos que son.
Pero de ahí a que los medios actúen haciendo escarnio de los
jefes de esas fuerzas para satisfacer vanidades, en forma de
noticias en exclusivas; o bien ganarse la voluntad de la
quinta columna existente en cada institución, con el único
propósito de estar al tanto de lo que dicen sus cargos
principales (sea éste comandante general, Jefe Superior del
Cuerpo Nacional de Policía, Teniente Coronel de la Guardia
Civil, o presidente de la Audiencia Provincial de Cádiz en
Ceuta), me parece muy peligroso. Sobre todo, conociendo al
personal que trafica con mercancía tan sensible.
Así que, por tal razón, hoy no me extenderé acerca de las
causas habidas para que José Luis Torres haya sido
vilipendiado hasta extremos insospechados. Eso sí, bien
haría Juan Vivas en pedir información sobre cierto
tejemaneje comercial que hay en El Poblado Marinero. No vaya
a ser que el asunto le cause un daño irreparable.
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