La demanda interpuesta por el doctor Antonio Ferreras,
médico de familia en el centro de salud de Recinto, contra
el Ingesa quedó ayer vista para sentencia en los juzgados de
lo Contencioso Administrativo de Ceuta. Ferreras exige al
Ingesa que sustituya las vacantes que queden por baja
laboral u otro motivo o que, en su defecto, se le abone la
sobrecarga de pacientes a que le someten estas ausencias.
El Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 2 de
Ceuta dejó ayer vista para sentencia la demanda interpuesta
por el doctor Antonio Ferreras, médico de familia del centro
de salud de Recinto, por las ratios de pacientes que tiene
que venir soportando desde el pasado 15 de septiembre.
Según explicó el denunciante, su pretensión es que el
Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa) sustituya a
los médicos que se encuentran de baja laboral o ausentes por
cualquier otro motivo. Y, de no ser posible, que se le abone
el aumento de pacientes que se deriva de esas ausencias,
como se venía haciendo hasta la fecha señalada, cuando se
suprimieron los doblajes y empezaron a asignarse como
atención no demorable a los médicos que quedaban en el
centro los usuarios de los que no se encontraban trabajando
en esos momentos.
Al parecer, el argumento esgrimido por el Ingesa en su
defensa es que no dispone de médicos suficientes para cubrir
las bajas y ausencias que se vienen relatando.
“No nos negamos a atender a los pacientes, pero sí a ser
explotados”, apuntó el doctor Ferreras, portavoz de la
Asociación de Médicos de Familia de Ceuta.
El demandante asegura que sólo considera justificable
atender sin compensación alguna las urgencias que puedan
surgir, pero se mostró muy crítico con el uso que se está
haciendo de la atención no demorable.
Según continuó relatando, su cupo está compuesto por 1.800
tarjetas sanitarias. Sin embargo, como consecuencia de las
bajas que se han registrado en su centro de salud y la nueva
política de contrataciones del Ingesa está llegando a
atender hasta 2.500 pacientes de su área sanitaria.
La escasez de sustituciones también ha tenido otro efecto
perverso. Los médicos que se encontraban en bolsa se han
cansado de esperar para ser contratados y, consecuentemente,
se han marchado de Ceuta, por lo que la carestía de
profesionales se ha hecho más evidente.
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