No existe mejor prueba de avance
humanitario que el progreso de la cooperación. España y
Argelia, a juzgar por la reciente escenificación de la IV
reunión, en el marco del Tratado bilateral de amistad, están
dispuestas a reforzar la buena vecindad de manera recíproca.
Desde luego, nos consta que el incremento de la presencia en
Argelia de empresas españolas es una realidad. Las
transacciones, el flujo comercial, aumenta cada año y de
manera satisfactoria para ambos países. También es una buena
noticia que las relaciones económicas hispano-argelinas
caminen mucho más allá de las puramente relacionadas con el
intercambio energético. El que se haya creado, fruto de este
cónclave, un grupo de trabajo a fin de elaborar la Carta de
energía euromediterránea que abordará las renovables y
presentará sus propuestas en la próxima cumbre de Barcelona,
también considero que es otra gran evolución. Sin duda, este
es el camino, el de la voluntad de entendimiento. Ya se
sabe, porque así la historia del ser humano lo ratifica, que
únicamente la civilización avanza si los esfuerzos de unos
se suman en los otros. Por el contrario, si todos prefieren
gozar del fruto con la mínima energía común, la humanidad
entra en crisis, se hunde.
Argelia y España han dado una lección al mundo con esta IV
reunión. De humanos es ser agradecidos, y el gobierno
español, no ha escatimado palabras para agradecer a Argelia
la colaboración que sus servicios y su diplomacia están
prestando para solucionar satisfactoriamente el secuestro en
Mauritania de los tres cooperantes españoles. A veces el
terrorismo echa raíces por la fragmentación y las divisiones
entre naciones, culturas, religiones. El papel de Argelia y
España, unidas en la lucha contra el terrorismo y contra la
inmigración ilegal, es igualmente fundamental. El mundo
necesita que las naciones cooperen y colaboren con
iniciativas políticas, diplomáticas y económicas nuevas y
creativas encaminadas a aliviar las escandalosas situaciones
de gran injusticia, opresión y marginación que siguen
afligiendo a muchas personas. De hecho, el reclutamiento de
terroristas se realiza más fácilmente en áreas donde se
aplastan los derechos de las personas, no se les considera
como tales, y la injusticia forma parte de la vida diaria.
¡Bien por Argelia y España! Que cunda el ejemplo.
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