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sociedad - JUEVES, 7 DE ENERO DE 2010


transportes publicos. archivo.

deficiencias
 

Una joven en silla de ruedas espera cuatro autobuses y todos sin rampa

Esta vecina de Hadú tuvo que marcharse hasta el centro sobre sus propias ruedas para poder presenciar la cabalgata
 

CEUTA
José García

ceuta
@elpueblodeceuta.com

La madre de una joven en silla de ruedas denunció ayer que su hija tuvo que esperar en una de las paradas de Hadú hasta cuatro autobuses urbanos y ninguno de ellos tenía operativa la rampa de acceso a minusválidos. La joven tuvo que llegar hasta el centro a bordo de su silla eléctrica y acompañada de sus amigas. Aunque de regreso la empresa dispuso varias personas para subirla a pulso al autobús.

La madre de una joven con discapacidad, vecina de Hadú, denunció ayer que su hija tuvo que esperan en silla de ruedas hasta cuatro autobuses seguidos porque ninguno tenía la rampa de acceso a minusválidos en uso.

Según explicó M. A., su hija se dirigía con su silla eléctrica y un grupo de amigas y primas hacia el centro para presenciar la Cabalgata de Reyes. El primer autobús montó a alguna de sus amigas pero la dejó a ella en tierra por la inoperatividad de la rampa. Le dijeron que espera al siguiente. Y luego otro. Así hasta cuatro, y se llegó a sugerir a las adolescentes que la acompañaban que cargaran con la pesada silla eléctrica sobre los brazos y la subieran. Imposible.

Así las cosas, hubo que acercarle un paraguas a la joven con discapacidad para que no se mojara y tuvo que ser acompañada por su amigas para hacer el camino hasta el centro sobre sus propias ruedas.

La madre no se quedó quieta y fue, por segunda vez, a presentar una queja ante la compañía concesionaria del servicio, Hadú-Almadraba. “Pedí que la recogieran en taxi cuando tuviera que volver del centro hasta casa”, explicó la madre de la afectada.

En vez de un taxi, la empresa envío a la parada del autobús varias personas que hubieron de subir y bajar a pulso la silla de ruedas con la joven, tanto en una parada como en otra.

M. A. asegura que su hija ya vivió una situación parecida en Puertas del Campo y que en Benzú ni siquiera entra por la puerta la silla manual, más estrecha y menos pesada.

El caso de esta joven vuelve a reavivar el debate de las barreras arquitectónicas que tienen que sortear las personas con movilidad reducida en la ciudad. El asunto resulta llamativo toda vez que la compañía concesionaria de los autobuses acaba de renovar su flota con varios vehículos adaptados. Aunque sus representantes han admitido en anteriores ocasiones que aún faltan líneas por cubrir con este tipo de prestaciones.
 

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