Arrecia el invierno y el éxodo de la tripulación del Rhone
continúa ante la parsimonia del Gobierno turco para asumir
la repatriación.
Ayer regresó a casa un nuevo tripulante que sigue al
capitán, el primer oficial y otros dos marineros que ya
optaron en diciembre por tomar el avión desde Málaga hasta
Estambul con sus propios recursos.
La Federación Internacional del Trabajo (ITF), la Unión
General de Trabajadores (UGT) y la Cruz Blanca trataban ayer
de adquirir los billetes para los ocho tripulantes que aún
permanecen a bordo del barco quimiquero abandonado en aguas
de Ceuta desde el pasado 13 de septiembre.
UGT y Cruz Blanca, en concreto, esperaban también a que la
consejera de Bienestar Social de la Ciudad Autónoma,
Carolina Pérez, concretara la ayuda que se piensa librar
para contribuir a la repatriación de los marineros turcos.
Estos esperan que el regreso a casa no se demore más allá
del día 14, una vez que los juzgados de Ceuta ya ha
decretado el embargo preventivo sobre el buque por el impago
de los salarios de la tripulación.
La ITF también ha solicitado una contribución económica a su
oficina central en Londres para acometer la repatriación de
la tripulación y acabar con el problema humanitario que ha
generado el abandono del barco por parte del armador.
El propietario del barco lleva siete meses sin abonar su
salario a los tripulantes y ya soporta otros dos embargos
requeridos por una compañía rusa y otra turco por el impago
de ciertas cantidades de combustible que necesitó el
quimiquero.
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