Catorce de los 126 menores que resultaron condenados por los
tribunales ceutíes durante 2008 fueron extranjeros: trece
procedían de países africanos y uno de la Unión Europea. Son
los resultados provisionales que acaba de publicar el INE,
que confirma que la delincuencia juvenil es un fenómeno
mayoritariamente masculino.
Los adolescentes extranjeros suponen el 12,5 por ciento de
los menores que resultaron condenados por los tribunales
ceutíes durante el año 2008, según los resultados
provisionales que acaba de publicar el Instituto Nacional de
Estadísticas.
Así, de los 126 menores que obtuvieron una sentencia
inculpatoria durante el año referido, 112 eran de
nacionalidad española, mientras uno pertenecía al resto de
la Unión Europea y trece procedían de algún país africano.
Si el recuento se circunscribe a quienes fueron condenados
con catorce años, tres tenían alguna nacionalidad africana y
catorce eran españoles.
De hecho, si se utiliza como criterio de clasificación la
edad de los menores condenados, se observa que el número de
condenas aumenta conforme los menores van creciendo.
Así, frente a los diecisiete condenados con 14 años se
encuentran los dieciocho que lo fueron con 15 años, los
treinta y ocho que lo fueron con 16 y los cincuenta y tres
que lo fueron con 17.
La delincuencia juvenil sigue siendo un fenómeno
eminentemente masculino y sólo once de los menores
condenados en 2008 en Ceuta fueron mujeres, dos con 14 años,
otras dos con 15, tres con 16 y cuatro con 17.
En el conjunto del territorio nacional, casi 16.000 menores
de entre 14 y 17 años son condenados cada año, la mitad de
ellos en Andalucía, la Comunidad Valenciana y Cataluña, y la
mayor parte por delitos contra el patrimonio.
Sin embargo, los menores inculpados también cometieron otros
delitos más graves, de tal modo que se vieron implicados,
por ejemplo, en cuarenta y seis homicidios y 299 casos de
violaciones o abusos sexuales.
De un total de 15.919 condenas durante 2008, se adoptaron
21.610 medidas de seguridad, en 7.860 casos se optó por la
libertad vigilada y en 4.749 expedientes se establecieron
prestaciones en beneficio de la comunidad.
Internamiento en un centro de menores, ya sea abierto,
cerrado o semiabierto, amonestaciones, asistencia a un
centro de día, prohibición de aproximarse a la víctima,
realización de tareas socio-educativas o tratamiento
ambulatorio fueron algunas de las otras medidas fijadas.
Sólo Melilla, con menor población, condenó a menos menores
que Ceuta: 75.
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