Y comenzamos con toda una
Presidencia, que durante seis meses será el escaparate, para
bien o para mal, de lo que somos capaces de hacer, y de cómo
actuamos en puestos de responsabilidad.
La imagen del País está en juego, y no sólo la imagen de los
que gobiernan, sino también de los que están en la
oposición, de verdad, así como de esos grupúsculos, que sin
ser nada, en cuanto a respaldo en las urnas, están teniendo
más prebendas de las que merecen por todas sus acciones, que
muy poco bien aportan para el conjunto del País.
Junto a esta Presidencia y eso es lo que, de verdad, se
tiene que notar, a medida que van transcurriendo las horas,
los días y las semanas, estará el saber atajar, pero como es
debido, la situación económica que nos rodea.
Estos días, lejos de Ceuta y sin la obligación diaria de mis
clases durante el tiempo escolar, he leído y he oído o visto
casi todo lo que se ha escrito y se ha dicho sobre nuestra
economía y, a decir verdad, en más de una ocasión, cuando
hablaba de esto el presidente del Gobierno, me parecía que
nos había llevado ya a la misma puerta del País de las
Maravillas. Lo malo de esto es que cuando, a renglón
seguido, trataba el mismo asunto el representante válido de
la oposición, nos estaba colocando, casi, casi en las
puertas de los infiernos.
Para mí, que ni lo uno, ni lo otro, pero es cierto que
estamos muy lejos de esa situación de felicidad,
tranquilidad y bienestar que nos pinta Zapatero, cosa que
queda perfectamente reflejada en la caja de los
establecimientos, en estas fechas, las de más movimiento
comercial, en otras circunstancias, y que este año parece
que están alumbradas por esas bombillas de bajo consumo que
decían que iban a regalar y que sólo un mínimo porcentaje de
ellos han recibido.
Así, pues, han estado las cajas de muchos establecimientos
hasta ahora, a falta del último empujón en la campaña de
Reyes, estos días, pero las perspectivas parece que no son
las mejores.
Es por esto por lo que debemos confiar en el año que acaba
de comenzar, para que de aquí a once meses, por lo menos,
podamos decir que primero la recesión y luego la crisis se
han superado, porque hoy, a tres de enero de 2010, la
recesión sigue y eso de superar la crisis no entra, de
momento, en ninguna categoría sensata. Es lo que vemos y
como tal lo decimos.
Estos días, lejos de Ceuta, he tenido la oportunidad de
visitar, desde lugares con poca población y pocos recursos,
hasta localidades que en los últimos 20 años se han
multiplicado por 10, y desde luego que en unos, por ser la
mayor parte de sus habitantes personas de la tercera edad y
en los otros, por haber ido creciendo “a rebujo del
ladrillo” y que ahora no tienen ladrillos que poner, la
situación está siendo complicada.
En este sentido, por muy mal que parezca que están aquí las
cosas, Ceuta no debe ser el paradigma a tomar como ejemplo,
por cuanto aquí una buena parte de la población con ingresos
fijos, en los tiempos de bonanza económica se mantiene sin
grandes progresos, pero, de la misma forma, cuando las cosas
vienen mal dadas, en esta ciudad no se nota tanto. Eso es un
hecho indiscutible.
Ciudades dormitorios, cinturones industriales y grupos
dedicados a la construcción son los que saben, de verdad, lo
que son necesidades. Los cuentos chinos, posiblemente, se
nos cuenten a nosotros, a esos otros NO.
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