Con las doce campanadas y la toma
de las doce uvas le dijimos adiós al año 2009, y recibimos,
con esperanza e ilusión al 2010. Con esa esperanza y esa
ilusión de que nos depare el año que se inicia un futuro
mejor, levantamos nuestras copas y brindamos por ello.
Un brindis que, desde aquí y desde ya, hacemos extensivo a
todos ustedes, con el deseo expreso de que todos sus sueños
y todas sus ilusiones se cumpla en este año que empieza. Un
año que se fue dejándonos alegrías, satisfacciones y, por
qué no decirlo, alguna que otra tristeza, al decirle adiós a
familiares amigos que ya no están con nosotros.
En esta nueva andadura que empezamos, siempre tendremos la
incógnita de qué nos depararán esos trescientos sesenta y
cinco días que tendremos que caminar, tratando de sortear
todos los obstáculos que se nos pongan por delante y, que
tal y como está la situación, no van a ser pocos.
Pero como dicen que lo último que se pierde es la esperanza,
tengamos esperanza de que todo nos va a ir mejor o como
decía el del chiste “virgencita que me quede como estoy”.
Pues eso que, al menos, nos quedemos como estamos, si es
imposible conseguir alguna mejoría.
El principio, de este año que empieza, no es por amargarle
la vida a nadie, pero no se ve un horizonte claro en un
futuro cercano ya que, de momento, se nos va a subir la luz.
Y esa subida, las cosas como son, no es para tirar cohetes.
Decía la sabia de mí abuela que: ”de donde se saca y nos
mete, el fondo se le ve”. Y a la hora de hacer cuentas de
nuestra economía, de omento seguiremos sacando de ella más
de lo que metemos y que, duda cabe, el fondo se le ve.
La pregunta del millón, ante esta situación, sería ¿Hasta
cuándo podremos soportar el meter mano a nuestra maltrecha
economía y dejar si nada ese fondo?.
Me gusta ser optimista y, en estos momentos,, me encantaría
decirles que la cosa va viento en popa, pero me es imposible
porque sería faltar a la verdad.
Sin embargo, tengo que decir y digo, que no perdamos la
esperanza, que es lo último que se pierde, que miremos con
optimismo ese futuro incierto que se nos presenta a partir
de hoy. Olivemos el pesimismo, por unos momentos, porque no
es momento de empezar a ver todo oscuro.
Debemos luchar, todos juntos, para salir de esta situación
por la que estamos atravesando, porque la unión hace la
fuerza. Y con el apoyo de todo seguro que saldremos
adelante.
Ese es mi deseo, para este año que empieza, que desaparezca
la lista de los parados, que todos tengamos un trabajo
digno, para poder volver a sonreír y que la felicidad reine,
de nuevo, en casa de todos los currantes.
Ese es mi personal y particular deseo, ¿se podrá cumplir?.
Desgraciadamente no tengo esa varita mágica para realizar el
milagro. Quizás otros las tengan, pero igual no saben
manejarlas.
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