El servicio de bomberos tuvo ayer que volver a la calle
Simoa, a un edificio que se encuentra en ruina y pendiente
de demolición, a consecuencia de una cornisa con al menos
200 kilogramos que había caído a la calle.
Desde la Consejería de Gobernación se informó de que,
afortunadamente, no había habido que lamentar ninguna
desgracia personal ni el desprendimiento había dañado ningún
coche ni causado ningún perjuicio material.
En consecuencia, se procedió a acotar la calle para evitar
cualquier accidente mientras los bomberos es emplearon en
sanear la fachada.
Era la segunda intervención en los dos últimos días que ha
tenido que realizar el servicio de bomberos en este
edificio. En la tarde del día 31 de diciembre también se
desplomó un forjado del ruinoso inmueble y los efectivos de
bomberos tuvieron que proceder a asegurar su estabilidad.
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