Trabajo nos va a costar, como en
años precedentes, acostumbrarnos a este nuevo número, en el
que hemos entrado. De todas formas, en una semana, todo se
verá como normal, al igual que nos pasó el pasado año y los
que nos precedieron.
Pero esta no creo que sea la única y la más grande de las
dificultades con que nos vamos a encontrar en este año, de
gracia, 2010 que acabamos de comenzar.
Y la primera de las dificultades, especialmente, después de
Reyes, que es la fecha clave en la que se terminan los
últimos ahorrillos, si los había, vendrá en la superación de
la ya famosa cuesta de enero, que es la época en la que
menos carne se vende y en la que más AVECREM se compra.
Es lo normal, ya desde hace tiempos, desde que las fiestas
de la Navidad son fiestas de gastos de verdad y las compras,
no sólo se hacen aconsejables, sino necesarias.
En estos primeros compases del año, eligiendo un poco al
azar, nos encontramos con que si uno va a comprarse un
coche, va a contar con ayudas especiales. Si no es una de
las muchas fantasmadas que, de vez en cuando, aparecen para
colocar una cortina de humo que tape las dificultades, la
compra de coches va a contar con otros 100 millones más de
ayudas.
Volvemos a lo de siempre, y en este caso será Industria
quien trate de dar un nuevo impulso al sector
automovilístico hasta que la economía se reactive este año.
Dos buenas noticias, que pueden quedarse, sin embargo, a
medio camino. La primera ese empujón de los 100 millones que
no sé cómo va a repercutir en el Pepe Pérez que vaya a
comprarse un SEAT, un Audi, o un Renault, y la segunda que
la economía se va a reactivar este año.
Si todo esto se hubiera dicho hace unos días, muy pocos,
hubiéramos visto, en ello, la inocentada similar a la que
apareció en el deportivo As sobre el ingreso en una orden
religiosa del árbitro que dirigió el encuentro Chelsea –
Barça en la Champions del pasado año y que pretendía
apartarse del mundanal ruido en señal de arrepentimiento.
Sea como sea, las nuevas ayudas a la compra van a durar los
seis primeros meses del año y luego ya ... “Dios proveerá”.
Claro que junto a estas dos buenas noticias a medio plazo, o
lo que es igual a un mes o dos vista, a la vuelta de la
esquina comienza a dejarse notar lo que se considera una
“huelga de celo” de los controladores aéreos, que podrían,
si no paralizar, sí demorar, más de la cuenta, los viajes en
avión.
Como esto ya ha comenzado a dejarse notar, antes incluso de
lo que se esperaba, el primero que ha salido al paso, por
algo es el ministro del ramo, ha sido José Blanco, ministro
de Fomento, con un par de “verdades como puños”, pero que no
creo que sirvan para cortar las intenciones de los
controladores.
José Blanco califica de “grupo privilegiado” al conjunto de
los controladores que, según él, el que menos gana está en
370.000€ al año. Una cantidad muy respetable, en una
profesión de gran responsabilidad, en la que un mínimo fallo
deja, al instante, las secuelas, casi siempre, irreparables.
Perspectivas para todos los gustos con la claridad dejada
por Industria de que esos 100 millones de ayudas no serán
prorrogables, y en la parte contraria la incógnita del temor
a una caída del mercado, cuando acaben las ayudas.
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