El mal tiempo, finalmente, no dio tregua a un 31 de
diciembre que amaneció entre intensas precipitaciones y
fuertes vientos que se prolongaron a lo largo de toda la
tarde y Nochevieja.
A pesar de lo inapacible del clima, fueron muchos los
ceutíes que se echaron a las calles desde el comienzo de la
mañana. Algunos aprovecharon que los comercios permanecieron
abiertos hasta media mañana para continuar con las compras y
ultimar los regalos de Reyes, mientras otros corrían
apresurados bajo sus paraguas en busca de los últimos
detalles que adornaron su mesa de Nochevieja.
Algunos supermercados se mantuvieron abiertos, a pleno
rendimiento, hasta por la tarde, permitiendo así a los más
rezagados que pudieran efectuar las últimas compras tanto de
textiles como en productos de alimentación. En sus
mostradores continuaba habiendo buen marisco e inmejorables
piezas de carne que encarecidas se vendieron por ser a
última hora.
A partir de las 13:00 horas, una vez cerrados los comercios,
las compras dieron paso a los bares, restaurantes y pequeñas
tascas que se llenaron inmediatamente de jóvenes, y no tan
jóvenes, en busca de un rinconcito donde poder celebrar
rodeados de amigos, compañeros, familiares y conocidos la
mañana festiva del último día de 2009.
Las fuertes rachas de viento y las constantes lluvias
propiciaron que los transeúntes corrieran a refugiarse en
los locales más cercanos del centro de la ciudad hasta el
punto de no llegar a caber ni un alfiler en su interior. Una
vez dentro, las cervezas, tintos, las tapitas y las raciones
no dejaron de salir y entrar hasta que todos los comensales
estuvieron correctamente atendidos, bien pasadas las 16:00
horas.
Tras la comida, la fiesta continuó en los diferentes pubs y
cafeterías de la ciudad, donde la mayoría de jóvenes,
despreocupados por la preparación de la importante cena de
Nochevieja, dieron rienda suelta al más puro espíritu
navideño, entre copas, buena música, felicitaciones y gratos
deseos para todos en el nuevo año que entra.
Al llegar la esperada cena, la muchedumbre retornó a sus
hogares, dejando las calles de Ceuta desiertas. Aunque,
apenas pasadas las 00:00 horas, después del brindis y las
felicitaciones, la gente no dudó ni un segundo en volver a
tomar las calles y los locales nocturnos que, organizaron
como la ocasión merecía, los mejores cotillones y fiestas de
Fin de Año.
La lluvia y el viento continuaron insistentes aunque no
causaron demasiadas bajas en la fiesta nocturna.
A pesar de todo, los ceutíes salieron de sus casas animados
en busca de las celebraciones más sonadas de esta Nochevieja
del 2009 en Ceuta.
Los jóvenes de la ciudad autónoma mantienen algunas
tradiciones especialmente típicas durante la noche del 31 de
diciembre. Pocas son las chicas que, desde varias semanas
antes, no tengan previsto y comprado el conjunto de vestido
y zapatos que lucirán durante la cena y el cotillón. Por
supuesto, siempre de largo y con un recogido o peinado
realizado la tarde antes en alguna de las peluquerías que se
llenan en estas fechas.
Los chicos visten, más formales de lo común, trajes de
chaqueta azules o negros con coloridas camisas y corbatas,
en ocasiones, a juego con el vestido de su acompañante
femenina.
Aunque se trata de un hecho popular entre los ceutíes, esto
suele suceder, casi siempre, y con más frecuencia, cuando es
el primer fin de año para los que viven el evento con
bastante más ilusión que el resto.
Algunos pubs de la ciudad, como cada año, organizaron los
típicos cotillones con entradas, con precio prefijado, que
vendieron a lo largo del mes de diciembre. Con la misma, los
usuarios tuvieron la posibilidad de acceder durante toda la
noche a varios de los locales de la misma cadena, pudiendo
consumir, hasta cierta hora, todas las copas que quisieran,
contando con una o varias barras libres.
Sin embargo, otros muchos ceutíes, jóvenes y mayores,
pasaron la Nochevieja alternando de local en local, a la par
que saludaban y felicitaban a los amigos, mientras
disfrutaban de la música y el ambiente festivo.
Una vez comenzaron a cerrar los locales nocturnos,
aproximadamente a las 06:00 horas, la gente se fue
dispersando. Aún con ganas de continuar la fiesta, fueron
muchos los que siguieron en otros locales privados o pasaron
a la cuarta fase de la tradición de Nochevieja, tras la
cena, las campanadas y el cotillón, poniendo rumbo a los
escasos bares y cafeterías abiertos a esas horas para
comenzar el primer día del 2010 con un gran desayuno.
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