Cuando un año se va, lo mejor es
hacer un balance de lo que hemos realizado durante la
duración del mismo. Y en ese balance saber lo que nos ha
aportado de positivo y de negativo. Es como las cuentas
bancarias, el debe y el haber.
Por cierto ya que hablamos de bancos y por tanto, de dinero,
tengo que decir y digo, que en asunto de parné, por la parte
que me corresponde, revisando el cartoncito ese que te dan
los banco, que metes en un cajero, le das un número secreto
y te sale dinero y un papelito, al hacer el balance, mirando
el papelito, para saber cuánto tengo, me dice que debe
haber, pero que no hay.
Yo creo, cada uno puede creer lo que mejor le convenga en
este asunto, que al enano que hay dentro del cajero, no hay
un dios que sea capaz de engañarle.
Ya te puedes pasar horas y horas metiendo el cartoncito en
el cajero, que si no tienes un euro, enseguida te dice que
naranja de la china, Y si insistes, el gachó del enano se
queda con la tarjeta.
El enano del cajero de mí banco amigo, si es qué los bancos
tienen amigos, cosa que dudo mucho, ha perdido la vergüenza.
En cuanto llego, meto la tarjeta y le pego al número
secreto, por una de las ranuras, me sale el dedo corazón del
enano hacia arriba, mientras me parece escuchar una risa de
cachondeo.
Ante tal situación he hablado con el que manda en el banco,
contándole lo que me sucede y el cachondeo que se trae el
enano conmigo, y me ha contestado que esas son cosas
personales y que él no puede intervenir en el asunto, para
evitar esa salida del dedo y la risa de cachondeo.
Como harán podido observar, por lo que les estoy contando,
que en el asunto de la economía estoy como cada año, cuando
este llega al final, sin un euro y los Reyes Magos a la
vuelta de la esquina.
Mañana meto el cartoncito otra vez en el cajero y cómo se le
ocurra, al enano que hay dentro, enseñarme el dedo, le voy a
dar un bocado que se va aquedar sin el maldito dedo. Enano,
desgraciado, que eres un desgraciado.
Vamos a dejar al desgraciado del enano y nos vamos a ir, a
seguir haciendo el balance. La verdad, qué quieren qué les
diga, ha habido cosas buenas y otras no tan buenas. No digo
malas, porque esas es mejor olvidarlas.
He sentido una enorme satisfacción de cuantas cosas he ido
acertando que pasarían durante el año, que han sido varias
en las que he tenido que derramar par de lágrimas de emoción
y entonar la canción de “no me tires bocadillos de jamón,
que me voy a mosquear”.
Y en este punto, de los aciertos, tengo que mostrar toda mi
gratitud a lo políticos, a los que les ha faltado tiempo,
para salir a la palestra y corroborar todo cuanto habíamos
escrito, antes de que ellos salieran a confirmarlo.
Espero y deseo que en este año, que va a iniciar su
andadura, volver acertar cosas antes que pasen. Voy a
brindar por ello y por todos ustedes, mis queridos lectores,
para que despidan el año con alegría, y el próximo se
cumplan todos los proyectos que tengáis.
A todos FELIZ AÑO NUEVO.
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