La danza vivía con ella desde pequeña y sus mejores juguetes
eran el teatro, el cante y el baile. Un día pensó que esa
pasión podría convertirse en un proyecto de vida, una
dedicación completa al ver que cada gesto y movimiento le
despertaban una serie de emociones que no era capaz de
descifrar. “Comencé en el Sagrado Corazón como sustituta y
tres años después, fundé mi escuela en la calle Cervantes,
donde vivo todavía y espero que por mucho tiempo. Para
nosotros tiene vida propia y entre esas paredes se ha creado
un clima de solera y duende”, relataba la consagrada
bailarina ceutí María José Lesmes.
El 2010 se presenta para este centro artístico como un año
de éxito y consolidación con su 30 aniversario en la ciudad
autónoma y para el que Lesmes tiene preparado todo un
festival de elegancia, atractivo y sugerencias, aunque los
secretos no se van a desvelar. “Tengo muchas ideas en el
tintero aunque pocos recursos para llevarlos a cabo pero a
finales del próximo año mostraremos un recopilatorio de
espectáculos para conmemorar nuestro cumpleaños. La cabeza
es un flujo continuo de ideas que a veces se convierten en
martirio porque no puedo parar o no las puedo realizar. Pero
la danza es la Cenicienta de las artes y, hoy día, con tan
poca cultura que tenemos, no se puede perfilar”, adelantaba
Lesmes.
Generaciones y generaciones de bailarinas han pisado las
tablas de la escuela de danza y sus diversas disciplinas,
desde el jazz, hasta el flamenco, pasando por el clásico y
la escuela bolera. “Se ha creado una gran familia que sigue
estando hay; mujeres que comenzaron pequeñas y ahora vienen
con sus hijas y han pasado con nosotros tanto épocas buenas
como malas. La mejor fue en los años 90 donde se vivieron
muchos acontecimientos con el ballet y se produjo un gran
movimiento cultural en la ciudad. Estábamos constantemente
creando historias y eso te alimenta y te da vida”, recordaba
la ceutí.
Recuerdos, anécdotas historias, risas pero también
esfuerzos, sacrificios y dedicación han rodeado el trabajo
de María José Lesmes, sus profesoras y sus propias alumnas,
haciendo que uno de sus espectáculos más consagrados, como
es el de las cuatro culturas, se haya convertido en todo un
referente sociocultural. Una exhibición atractiva a la par
de sugerente que ha dejado bastante historia dentro de las
tierras ceutíes y que lo más apasionados siguen reclamando
por esa identidad ceutí. “Fue un encargo del concejal de
Festejos, Antonio García Bastida, de aquel momento. Se
estrenó en una regata hace 14 años y tuvo tanto éxito que ha
durado hasta el día de hoy. Y tenemos que comprender que
gracias a él se está haciendo una historia aunque a veces
nos aburra tener que bailar siempre lo mismo. Tengo pensado
preparar, cuando llegue el momento, algo que deje testimonio
de todos los eventos que hemos creado y la historia de este
espectáculo, para que quede en la posteridad el ballet de
María José Lesmes”, adelantaba, entusiasmada.
Todo enriquece dentro de las disciplinas artísticas, es
cultura y la virtud nace de ella, y por ello Lesmes describe
su escuela como polifacética. Desde la elegancia de la
castañuela bolera hasta el sentimiento y la pasión que
despierta el puro jondo. “Puedes jugar con la fuerza, la
alegría o el dolor, incluso se puedes enamorar. La danza es
eso; enamorar a las personas que están delante de ti porque
si no, no es nada, sólo secuencia de pasos, gimnasia”,
aclaraba.
Y este es el espíritu del que gozan las alumnas de dicha
escuela, que desde los 3 años a los más de 30, gozan de esa
química entre el espectador y la artista, convirtiendo una
representación por bulerías en un instante maravilloso donde
el aplauso es la mejor recompensa a esos tantos días de
ensayo. “Nosotros inculcamos con una potencia excesiva,
entonces llega un momento en el que te cansas y
desilusionas. Somos responsables de lo que transmitimos y
nos decimos a nosotros mismos que debemos ponernos las pilas
porque tenemos que tirar del carro. No debemos esperar nada
porque las palabras se las lleva el tiempo pero es ese áurea
de haber conseguido el instante mágico de la ovación con el
que te quedas”, confesaba, emocionada, la artista ceutí.
Marruecos, Galicia, Andalucía, Madrid, Alemania...escenarios
donde María José Lesmes y sus bailarinas han presumido del
arte flamenco, las batas de cola, el estilo goyesco y la
serenidad del clásico, dejando bien claro que Ceuta, sus
calles, su gente y su cultura no están bajo cero pese a
encontrarse al otro lado del Estrecho; y donde grandes
artistas como Rocío Jurado, han sabido apreciar el
potencial, la creatividad e imaginación con la que la
bailarina ceutí, tras muchos años de duro trabajo, se ha
dejado envolver en todos sus días por el embrujo y el duende
de la danza y sus variantes artísticas.
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