Al 2009 le queda un suspiro para
hacer mutis por el foro. Y muchos son los que han comenzado
a celebrar ya su fin. Debido a que vino con las de Caín y se
va dejando millones de parados. Los desempleados son tantos
que uno tiene la intención de preguntarle a Juan Vivas,
por ser economista, si la situación debe ser considerada
como recesión o depresión.
Porque los parados son cada vez
más y los medios de comunicación tampoco dejan de ponernos
el alma en vilo a cada paso, contándonos historias de
personas que, de la noche a la mañana, se han visto sumidas
en la indigencia.
De los hombres sin trabajo se ha
dicho siempre que parecen seres emasculados. Tan irritables
como susceptibles y convencidos de que la sociedad les ha
tratado malamente. Me estoy refiriendo a los que de verdad
carecen de empleos y se ven obligados, en cuanto se les
acaban las ayudas mínimas, a que Cáritas los acoja en su
seno.
La crisis económica está siendo
tan severa que no se ha parado en barras a la hora de
cebarse con los trabajadores. De hecho, además de haber
pasado por encima de los más humildes, se ha ensañado con la
clase media. Lo cual es un síntoma muy grave. Porque ésta ha
sido siempre, desde que Aristóteles lo expusiera, ese
colchón muelle existente entre los de arriba y los de abajo
con el fin de mantener el orden social.
El régimen franquista trató
siempre por todos los medios hacerse con una clase media que
sirviera de escaparate para quienes nos visitaran. Y los
aspirantes, a pertenecer a ese querer y no poder, preferían
comer lo justo para presentarse en el trabajo en perfecto
estado de revista.
Los hombres de aquella clase
media, si querían que los suyos no pasaran gazuza, no tenían
más remedio que pluriemplearse. De modo que llevaban para
adelante varios empleos tan distintos como, por ejemplo, ser
funcionarios municipales, poner inyecciones o hacer de
contables en empresas privadas. De aquellos hombres se sabía
a qué hora salían de sus casas pero nunca cuando regresaban.
Y hasta pasaban por ser felices.
Ahora, según nos informan, los
hombres de esa clase media que se han quedado sin empleos,
sufren una situación desesperada. Puesto que han pasado de
tener coche, piso propio y hasta otro con fines lucrativos,
aunque mediante hipoteca, a verse arruinados y con deudas
bancarias que no pueden afrontar.
Muchos de ellos, dicen que una
gran mayoría, están pasando por ese estado vergonzante que
les produce la necesidad de acudir a los centros de ayudas.
Donde han de guardar cola, en bastantes ocasiones, junto a
quienes llevan ya muchos años viviendo de la caridad y ya
están hechos a esas circunstancias. Lo cual es entendible.
Aunque no sea lo más grave del asunto.
Lo peor será cuando la crisis
remita y quienes perdieron sus empleos no consigan
recuperarlos antes de verse invadidos por la desesperanza.
Que ha ganado fama de ser peor que la desesperación. Y será
entonces, desgraciadamente, cuando muchas de esas criaturas
decidan tirar por el camino de en medio. Es decir, harán
cualquier cosa con tal de poder cubrir las necesidades
familiares. Así que el 2009 será siempre calumniado. Por
difícil, sórdido y retorcido. Y bien merecido que lo tiene.
|