Se esconden dentro de trincheras artificales, edificios en
ruinas, matorrales altos o bajos, búnkers y todo aquello que
simule un escenario de guerra. Se visten como combatientes
porque incluso algunos de ellos han sido soldados
profesionales y su objetivo es matar de forma simulada a su
enemigo. La Guardia Civil suele pedirles "los papeles" .
Hay quien disfruta de la Navidad con el dedo en gatillo y
apuntando a su amigo al corazón con un fusil de
francotirador modelo G22 SNIPER, tremendamente mortal en
Afganistán a 500 metros en manos de un soldado de elite.
En otros casos puede ser una
ráfaga AK-47 KALASNIKOV que vacía su cargador de 30
cartuchos en un pestañeo, lo que da un gustazo especial
cuando el que aprieta el gatillo observa que impactan sobre
un enemigo pillado por sorpresa entre los matorrales y queda
eliminado por estar más que muerto.
Pero hay una diferencia clara
entre los que disparan de verdad en las guerras de verdad y
los que disparan de mentira en las guerras de mentira, como
es el caso de los aficionados al juego ‘Airsoft’ que,
vestidos de combatientes de verdad, disparan con sus armas
de mentira; armas que son réplicas perfectas de las usadas
por las diferentes fuerzas armadas de los principales
ejércitos del mundo. Dentro de esta afición se encuentran
Borja, Tete, Luis, Sergio y Jorge, que han formado el
comando de combate ‘El Renegado’ y se han echado al monte
estos días festivos de la Navidad para dar gusto al gatillo
y eliminar al amigo-enemigo escondido, en estos casos, entre
las ruinas de los fortines cercanos al cuartel legionario de
García Aldave.
Reconocen que se lo pasan bien sin
molestar a nadie pero que cuando aparece la Guardia Civil la
cosa cambia en función de quien sea el guardia. Se puede ir
del "me den los papeles y el seguro" al "pueden continuar".
Motivo por el cual piden el Gobierno una clarificación legal
definitiva sobre lo que no es otra cosa que un juego de
mucho arraigo en más de 80 países del mundo. Sacar las armas
de imitación para viajar supone personarse en la Comandancia
de la Guardia Civil a dar información del hecho pero están
acostumbrados a esos efectos "colaterales". Coinciden en
señalar que "relaja".
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