Por contenido, e incluso por
muchos de los términos formularios utilizados en las más
altas esferas del Gobierno, el Rey parece acercarse, o al
menos no estar demasiado distante del Gobierno del PSOE,
comandado por Zapatero.
Está bien que, especialmente en un
momento como el actual, desde la más alta de las
instituciones del País no se quiera mostrar ninguna
resquebrajadura en la unidad del territorio y de sus gentes.
Desde esa perspectiva, me parece
fantástico, pero lo que no puede olvidar nadie y mucho menos
el Rey es el trasfondo político, de estos momentos y, mucho
menos, si es que levantamos la vista hacia el futuro.
En el seno del PSOE ha caído el
mensaje de Navidad, dirigido a toda la población, como un
verdadero aguinaldo que no había recibido, hasta ahora,
ningún Gobierno del PSOE, del PP o de la UCD.
Ya el hecho de que el vocabulario
de SM lleve incluidos términos que se vienen usando a diario
por el mismísimo presidente del Gobierno, nos está diciendo
que ideología, no precisamente monárquica, del PSOE y
monarquía pueden ir complementándose y, además, son capaces
de marchar como cogiéndose de la mano. Algo que no sé si es
lo más potable, pero posiblemente sea lo más conveniente en
estos tiempos.
Un verdadero balón de oxígeno
envió el Monarca al Ejecutivo, en el momento que más lo
necesita, cuando ha saltado la barrera de los cuatro
millones el número de parados y cuando los "brotes verdes"
aquí se han agostado, antes de que hubieran florecido y
cuando las últimas encuestas sobre los principales problemas
del país marcan a la casta política como el principal
problema del País.
Sabíamos desde el primer día que,
el Soberano, creo que muy bien asesorado, había sido el
árbitro perfecto que había hecho que ninguna de las partes
estuviera distante de él. Pero, desde ahora, además de
darnos cuenta que sus asesores son de una gran talla,
también tendremos que saber valorar, según se mire, el
fuerte apoyo que ha mantenido hacia el Gobierno, en momentos
difíciles.
Está claro para todos que el
discurso del Rey tiene que ser conocido por el Gobierno,
además de dar su beneplácito, cosa no de protocolo, sino
establecido por la propia Constitución, además de que en
este caso, el gran beneficiado del mensaje del Rey ha sido
el Gobierno, al haber visto refrendada la política, que
todos veíamos en constantes contradicciones y en nada a tono
con lo que serviría para llevar unas riendas hacia el fin de
esta crisis.
Quienes consideran que era el
momento para que el Rey presentara su preocupación por el
día a día que ha traído la política en los últimos años, se
han encontrado con un "casi" refrendo de Juan Carlos I ante
lo que va siendo la crisis y su desarrollo, en el párrafo
que ni el propio Zapatero hubiera podido superar a su favor
con: "hay que redoblar los esfuerzos para que España vuelva
a crecer y crear un empleo de firma sostenible".
El propio Zapatero no se hubiera
expresado mejor sobre el asunto, ni lo hubiera podido
superar, tampoco, sobre ese "gran acuerdo nacional ...".
El discurso, no me cabe la menor
duda, se debió hacer en Moncloa, pero el tinte de Ferraz
también aparece plasmado en este discurso. Esperemos que
sirva de revulsivo para una solución de verdad, fija y
favorable.
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