El ciudadano marroquí Mohamed Haddad, que hace quince días
recibió la notificación del Ministerio del Interior en la
que se le notificaba que su solicitud de asilo político en
España era denegada y que debía abandonar territorio
nacional ayer, permanece en huelga de hambre desde el pasado
día 22 reivindicando que las autoridades españolas
reconsideren su posición o al menos le permitan abandonar el
país en dirección a un tercer Estado, y no obligatoriamente
hacia Marruecos. Haddad, que desde entonces se alimenta con
agua y azúcar exclusivamente, critica la resolución del
Ministerio, contra la que pensaba recurrir ante la Sala de
lo Contencioso Administrativo de la Audiencia Nacional.
Más allá, el marroquí, que fue
vinculado con la investigación del 11-M y finalmente
absuelto, con esposa y dos hijos residentes en Madrid --se
considera "otra víctima" de los atentados--, reivindica su
"derecho" a rehacer su vida en España, donde fue residente
legal durante trece años.
Tras seis meses en el Centro de
Estancia Temporal de Inmigrantes a cuya dirección y
plantilla Haddad agradeció "el trato y atención que me han
dispensado", el tetuaní, de 42 años, huyó de su país hacia
Ceuta el pasado 13 de junio para, cinco días más tarde,
presentar una solicitud de asilo político en nuestro país
alegando haber sido torturado en 2004 y coartado en el
ejercicio de sus derechos al sufragio pasivo en las
elecciones que se celebraron en el Reino alauita el 12 de
junio pasado. Ninguno de esos argumentos son válidos, a
juicio del Ministerio del Interior, para concederle el
estatus de asilado en España.
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