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OPINIÓN - SÁBADO, 26 DE DICIEMBRE DE 2009

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Los vuelos y sus retrasos
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

Cada día parece que eso de la puntualidad en los viajes aéreos es más un mito que una realidad.

Desde hace casi cincuenta años que hice el primer viaje en avión, Dusseldorf – Madrid, hasta ahora, debo haber viajado en torno a 300 veces, en recorridos tan variopintos como pueden ser Madrid – San Juan de Puerto Rico, o Málaga – Vitoria, por poner dos ejemplos, sin más.

Pues bien, no ha habido un solo vuelo de los que he hecho en España que haya salido y haya llegado a su hora exacta. Siempre hay algún problema y las compañías "saben vender" su falta de puntualidad con eso tan socorrido de "debido a problemas ajenos a nuestra voluntad" o algo parecido.

Es comprensible que hoy, con la cantidad de vuelos, en todas las direcciones y con la cantidad de movimientos en los aeropuertos, sea difícil cumplir con un horario estrictamente, pero de la misma forma que si un pasajero llega tarde y pierde su billete, por ser él el responsable y no otra persona de esa impuntualidad, cuando el avión sale media hora tarde, dos horas después de lo previsto o el tiempo que sea, habrá que reclamar y que la compañía se haga responsable de ese tiempo perdido, con los gastos que puede ocasionar el retraso. Eso debería ser lo normal, y no lo es.

Recuerdo que hace varios años ya, en uno de los múltiples vuelos que he hecho desde Madrid a Palma de Mallorca y que sin dar nadie la cara y sin dar una sola explicación, pasaban de las dos horas y media de retraso y ni sabíamos cuando, ni como íbamos a llegar al avión.

Faltaba un cuarto de hora para las tres horas de espera y, a toda prisa, nos llamaron y nos subieron a uno de esos autocares que te llevan hasta la escalerilla del avión, si éste está estacionado un poco lejos. Nos llamaron entonces porque, según decía uno un poco más experto, si se llegaba a las tres horas esperando, nos hubieran tenido que dar la comida. No sé qué hay de eso, pero lo que sí sé es que algo parecido debía pasar, porque una vez en el avión estuvimos más de otra hora, hasta despegar y la compañía, una de las más nefastas de las que operan en este país Spanair, todavía no ha dicho a qué se debió aquel retraso.

He dicho esto, tras ver una información en la prensa en la que se dice:" Los vuelos con retraso también tendrán que indemnizar". Veremos como, donde y cuando.

El Tribunal de Justicia de la Unión Europea considera que si el retraso supera las tres horas el perjuicio es el mismo que si se cancelara, en cuyo caso hay compensación.

Tratándose del organismo que se trata, no tengo razones para desconfiar de que eso se va a llevar a cabo, pero siempre existe la posibilidad de truco, como el que Spanair nos hizo aquel día.

El TJUE parece haber abierto un nuevo escenario en el marco del derecho del consumidor en el trasporte. Claro que la compañía ya se las arreglará para evitar la indemnización si prueba que el retraso se escapa a su control, y de lo que no me cabe la menor duda es de que, siempre, el pagano será el que ya había pagado su billete.

La normativa comunitaria prevé que cuando hay cancelación de un vuelo los pasajeros podrán lograr una compensación entre 250 y 600 €, según la distancia del viaje. Esta situación responde a una serie de cuestiones planteadas por la justicia alemana y austriaca, lo que no sé es cuando será una realidad aquí.
 

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