Hoy es Nochebuena, esa fiesta
tradicional en España, donde toda la familia se reúne para
celebrar el acontecimiento, que no es otra cosa que la
conmemoración del nacimiento del Hijo de Dios.
Y a pesar de que este, según dicen los entendidos en la
materia, es un país aconfesional, estamos seguro de que en
todas las casas españolas se celebrará esa comida de familia
que sirve, en algunas ocasiones, para limar asperezas y
darse algún que otro abrazo entre los que, por las razones
que sean, han estado separados de la familia.
Estas comidas familiares, para todos aquellos que tienen la
suerte de que les vivan sus madres se celebrarán, sin duda
alguna, en la casa de la abuela, que sentirá una enorme
felicidad, al tener a su alrededor a todos sus familiares,
pues como una gallina clueca, los acogerá bajo sus brazos
protectores procurando, en todo momento, que la felicidad
sea la que reine en toda esa reunión.
Nadie se puede imaginar, de no haberlo vivido, lo triste que
es estar en estas fiestas navideñas lejos del hogar.
Alguien, un día contaré quien es ese personaje, alejado en
esas fiesta de su casa, en la soledad de la fría habitación
de un hostal, escribió una canción navideña que la canto el
insuperable, Antonio Machín.
La canción decía así: “Navidad que con dulce cantar /
celebran las almas que saben amar / que triste es andar por
la vida / por sendas perdidas lejos del hogar / sin oír unan
voz cariñosa / que diga melosa llegó Navidad….”.
No ha habido ninguna canción, cantada por el genial artista
cubano, que haya recogido todo el sentir de quienes por
causas ajenas a su voluntad han tenido que celebrar, las
navidades, alejados de sus casas, sin tener a su lado a
nadie de la familia, con quien poder compartir unos segundos
de cariño.
En esta noche familiar, que duda cabe, se tendrá un recuerdo
para todos aquellos que ya no están con nosotros e incluso
contaremos las cosas que tenían para celebrar las navidades,
a su manera, cantando villancicos antiguos o dando la
tabarra, con el tenedor y la botella de anís o sacando todo
el humor que llevaba dentro contando chiste y anécdotas sin
parar, para alegría de los que participaban en estas cenas
familiares.
Los recuerdos acudirán a nuestras mentes, sin que podamos
evitar traer a ella, a todos esos seres queridos que nos
dejaron. Recuerdos imborrables que perduran a o largo de los
años, y que vienen a compartir estos momentos de felicidad
de ver a toda la familia reunida alrededor de la misma mesa.
Dejemos esos recuerdos, que siempre estarán con nosotros y
celebremos las navidades con ese espíritu cristiano de paz y
felicidad. Porque, sencillamente, eso es el conmemora el
nacimiento de aquel que según sus seguidores, millones en el
Mundo, nació y murió por todos la Humanidad proclamando la
paz.
Esa paz que tanto necesita el mundo en estos momentos y por
la que todos debemos luchar. Desde aquí, desde esta página
que llegará a sus manos antes de esa cena familiar donde,
esta noche, os reuniréis todos, levanto una copa y brindo
para que todos, sin distinción de razas o credos, tengan una
FELIZ NAVIDAD.
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