Celebramos la Navidad como una gran familia; siempre estamos
cerca de ellos pero en estas fechas, aún más, claro que para
nosotros esta festividad es todo el año porque el amor es
diario”. Así explicaba el padre Eduardo la labor de Cruz
Blanca, sus trabajadores y Hermanos Franciscanos, en estos
días donde la nostalgia y la tristeza por la añoranza de
esos seres queridos invaden a todos los ciudadanos, dejando
caer alguna que otra lágrima al no poder evitar la situación
de abandono.
Caso como el de los más de 45 ceutíes que habitan en la casa
del Príncipe de la entidad humanitaria, donde estos días los
villancicos y adornos navideños no se echan en falta y el
espíritu solidario resplandece por sí solo. “Tanto en
Nochebuena como en Nochevieja ponemos en la mesa unos platos
más de los que somos por si llega alguien de la calle, que
siempre ocurre. Además, los animamos para que la crisis no
les afecte y en estos días les damos marisco, buen pescado,
incluso vino, y ellos solos se ríen y lo pasan bien”,
relataba el padre Eduardo.
Sin embargo, a pesar de estar rodeados de amigos, compañeros
y seres que desprenden calor humano, las raíces no se
desprenden de uno mismo y siempre se anhelan las miradas y
gestos de todas esas personas que durante una vida han
llenado de emociones las experiencias vitales. “Son días de
alegría y de tristeza, de muchos recuerdos, ganas de estar
con los hijos, los nietos, la familia. Muy pocos son los que
regresan a sus hogares en estas fechas, y son más, los que
se quedan que los que se van. A veces, somos padres y madres
para ellos porque lo que no tienen fuera está aquí dentro ya
que hablan, se desahogan, lloran y lo hacen todo con
nosotros. A veces los visitan pero no están las 24 horas del
día con ellos y sólo cuatro de más de 46 disfrutan las
fiestas con la familias; vamos, un 2%”, lamentaba el padre
Eduardo.
No les faltará nada más que rodearse de recuerdos que les
despierten una sonrisa; cantarán alabanzas al niño Jesús y
brindarán con vino con la esperanza de, en fechas señaladas,
tener anécdotas con esas copas de más que les hicieron reír.
Muchos no recuerdan cuando llegaron a esta gran familia y
por mucho que pregunten, nunca sabrán cuando se irán. Peor
lo que tienen asegurado es que “en Cruz Blanca siempre
recibirán calor, no sólo en Navidad”.
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