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sociedad - JUEVES, 24 DE DICIEMBRE DE 2009


ciudadanos de ceuta. fidel raso.

meteorologia
 

La lluvia aporta el 19,5% del agua embalsada en los pantanos ceutíes

Las precipitaciones y el viento provocan la
caída de una farola y varios achiques por inundación en la última jornada
 

CEUTA
José García

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Las precipitaciones que han visitado la ciudad desde el pasado día 16 han dejado en los embalses del Infierno y el Renegado cerca de 84.000 metros cúbicos de agua. En consecuencia, las reservas hídricas de la ciudad se situaban ayer muy próximas a los 430.000 metros cúbicos, lo que garantiza el suministro a los hogares, servicios públicos y empresas ceutíes durante más de cuarenta días. Los efectos negativos de las intensas lluvias han resultado, en cambio, mucho menores, con la caída de tierra y algunos elementos del mobiliario urbano a la calzada y pequeñas inundaciones en el polígono industrial del Tarajal.

La lectura positiva de las intensas precipitaciones que están visitando la ciudad durante la última semana es que han dado un respiro a los pantanos del Infierno y el Renegado. Las lluvias han dejado en los embalses ceutíes desde el pasado día 16 de diciembre 83.981 metros cúbicos de agua.

De esta manera, las reservas de agua embalsada de la ciudad experimentan una notable recuperación, situándose en los 427.971 metros cúbicos, esto es, con casi 250.000 metros cúbicos por encima de su reserva estratégica.

Considerando que, desde que el buque aljibe se marchó evacuando los últimos 150.000 metros cúbicos contratados, Acemsa está suministrando a la ciudad 6.000 metros cúbicos diarios procedentes de los embalses, Ceuta dispone ahora mismo de unas reservas acuíferas para subsistir, sin necesidad de transvasar más recursos hídricos, durante aproximadamente cuarenta y un días.

El lado oscuro

El aspecto negativo de las intensas borrascas que asolan la ciudad son sus efectos sobre inmuebles maltrechos, viarios con problemas de evacuación de aguas pluviales y elementos del mobiliario desprendidos repentinamente.

Así, el servicios de bomberos tuvo que acudir a la subida de Príncipe Felipe a las siete de la mañana, donde una farola perdió la estabilidad y cayó literalmente sobre el acerado, sin que afortunadamente haya que lamentar ninguna desgracia, aunque la incidencia mantuvo en la tarea de retirada a los efectivos hasta allí desplazados durante una hora.

Otro de los puntos frágiles de la ciudad, el polígono industrial del Tarajal, tuvo que ser objeto de achique por la bolsa de agua formada en la calzada como consecuencia de los cartones acumulados en la boca del alcantarillado. Pasadas las diez de la mañana los bomberos tuvieron que volver al paso de Biutz para retirar una chapa en riesgo de desprendimiento.

Poco antes, los efectivos del servicio contra incendios y emergencias había tenido que acudir al Monte Hacho par subsanar un desprendimiento de tierra en la calzada y a la calle Linares para comprobar el estado de un cuadro eléctrico. En la barriada de la Luz hubo que revisar un falso techo.

Con todo, Protección Civil apuntó que no había sido necesario activar ningún plan especial debido a la alerta porque funcionó el protocolo.
 

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