Unos pocos o unos muchos, no me
voy a poner a contarlos en estos momentos, quieren acabar en
Cataluña con la Fiesta Nacional. Para que todos nos
enteremos con las corridas de toros, basándose en que el
animal sufre lo indecible.
Claro que, todos estos antitaurinos se olvidan, cuando se
ponen a comer un pollo, un filete de ternera o una chuleta
de cerdo, lo que deben sufrir estos animales cuando les dan
el “matariles”
Me emocionó verlos con sus camisas manchadas de sangre,
Algunos cuando se hizo la votación hasta llorando porque se
había dado el primer paso hacia la victoria de los
antitaurinos. MI pregunta es ¿Cómo y quiénes eran los qué
estaban allí siendo horario de trabajo?.Una de dos o eran
unos parados o habían hecho “novillos” en el trabajo.
La solución a este debate es de lo más fácil del mundo, por
dos razones. La primera que al que no le gusten los toros,
mejor dicho al Fiesta Nacional, pues con no ir se evitan ver
sufrir a estos animales que tanto defienden y, al mismo
tiempo, co su ausencia a esta clase de espectáculo, ayuda a
que no se sigan celebrando.
La segunda, más fácil aún, Hacemos un recuento de cuantas
ganaderías existen, y cuantas personas viven de esta Fiesta
Nacional que al parecer según los entendidos, son algo así
como trescientas mil personas.
Calculamos el valor de todo ello y para evitar que estas
trecientas mil personas se queden sin trabajo y tengan para
comer hasta que les llegue la hora de su jubilación, los
antitaurinos compran todas las fincas con sus toros bravos,
sus caballos y demás cosillas, les pagan sus salarios y su
seguridad social hasta su jubilación, a todos esos miles que
viven de la Fiesta Nacional y se acabaron los toros. No me
negarán los antitaurinos, que son dos ideas brillantísima,
no ir al que no le guste la Fiesta Nacional a ver esa clase
de espectáculo o bien, llevar a cabo la segunda de la que,
por cierto, se tendrían que hacer cargo de todos los gastos
de manutención de todos estos animales hasta que se mueran
sin recibir castigo alguno.
Se que estáis dispuestos a pagar de vuestros bolsillos todo
cuanto se necesite para llevar a cabo mi segunda opción. Con
ello evitáis que vayan trecientas mil personas al paro y
España, en estos momentos, no creo que esté para engordar el
paro en trescientas mil criaturas más
Yo siempre me he aplicado a la primera, pues como no me
gustan los toros, ni ver que se le hace daño a ningún
animal, no voy a ver esa clase de espectáculo. Lo que, por
supuesto, no voy contra la libertad de todos aquellos a los
que les gustan las corridas de toros. Cada uno es libre,
dentro de las reglas del juego, de ir a ver lo que le venga
en ganas.
Nauseas me da ver como las focas se matan a palo, para no
estropear su piel o como se matan a los gorilas, para que
cuatro gilipollas se hagan cenicero con una de sus manos. O
esas ballenas que están aniquilando los japoneses o esos
tiburones a los que sólo se matan por quitarles sus aletas.
¿Y esos animales no merecen qué ustedes les defiendan?
¡¡Anda ya ¡!
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