LUNES. 14
El Delegado del Gobierno invita a representantes de todos
los medios a desayunar con él. Se trata de reunir a los
periodistas para informarles de la labor que ha desarrollado
la Delegación del Gobierno durante el año y con derecho,
como no podía ser menos, a que éstos pregunten a discreción.
La sesión resulta amena, porque José Fernández Chacón
se muestra en toda su plenitud: amable, simpático, cercano y
mostrando esa naturalidad suya que no tiene ni un adarme de
artificiosa. A mí me invitaron, supongo que sería así, como
oyente; dado que mi misión en este medio no es la de
informar. Por más que la opinión tenga una parte de ella. La
reunión comenzó a las diez de la mañana en una planta del
Hotel Tryp. Y confieso que me lo pasé muy bien. Me senté en
una esquina de la mesa, a la vera de Roberto Franca.
Y al final, cuando la reunión se disolvió, pude quedarme un
buen rato charlando con Fernández Chacón y Sergio Moreno.
Así que repasamos todo lo ocurrido en la ciudad, durante los
últimos meses. Ni que decir tiene que yo no me corté ni un
pelo cuando me tocó exponer mis opiniones.
MARTES. 15
Pepe Rincón me llamó días atrás para decirme que
Francisco Cubo Barea, educador, quería reunirse conmigo
para preguntarme acerca de ciertas cuestiones relativas a la
ciudad. Y le dije que no tenía el menor inconveniente. Y,
tras darle mi número de teléfono, esperé a que Cubo se
pusiera en contacto conmigo. Lo cual ocurrió el lunes. Y,
por tanto, quedamos citado en el Hotel Tryp para pegar la
hebra. La charla ha sido larga pero amena. Así he podido
comprobar que Cubo Barea es un extraordinario conversador.
De modo que no me resisto a decir que me lo he pasado en
grande. Tan bien que no me importaría repetir la
experiencia. El tema del cual hemos hablado concierne a
Ceuta. Pero, dado que ha reinado la improvisación, aunque
fundamentada en lecturas y vivencias adquiridas en esta
tierra, prefiero no hablar del asunto. Mas ello no es óbice
para que destaque la inmejorable impresión que he me causado
Paco, que es así, por medio del hipocorístico, como prefiero
nominarle.
MIÉRCOLES. 16
Se me presenta la oportunidad de hablar con Francisco
Antonio González, aunque lo justo, puesto que le estaban
esperando. Y deduzco, según su aspecto, que lo suyo está
marchando viento en popa. Es decir, que va recuperando la
salud a pasos agigantados. Eso sí, me pone al tanto de lo
mal que lo pasa en ocasiones con la terapia que requiere su
contratiempo. Pero sé positivamente que el diputado está ya
a punto de culminar la prueba a que ha sido sometido. De lo
cual me alegro infinitamente. Pero lo que siempre me gusta
destacar del Pacoantonio político es su capacidad para
encajar las críticas que no le son favorables. La última que
le hice fue cuando se desataron los comentarios de todo tipo
sobre el ‘caso Gordillo’. Y a fe que le zurré la
badana sin contemplaciones. Más fue incapaz, como siempre,
de recordarme el hecho. Así, es decir, con esa capacidad
para soportar los varapalos sin dolerse del castigo ante al
opinante, se distingue ante mí.
JUEVES. 17
Recibo una llamada, dos días antes, para invitarme a una
comida a la que asistirá Pedro Gordillo. Y digo que
sí, inmediatamente. El sitio elegido es ‘El Mesón de la
Dehesa’. Y con más vera me presento puntualmente en el
establecimiento. Pues es lugar donde siempre me atienden
como mandan los cánones. Diez somos las personas que
compartimos mesa y mantel con quien hasta hace nada era
todopoderoso político en la ciudad. Y ahora es ninguneado
por quienes se jactaban de ser amigos de él. Pedro, vestido
con un jersey verde esperanza, no cesa de emocionarse
durante la comida con las pruebas de afecto que va
recibiendo por parte de los comensales. Y de su boca no sale
una palabra malsonante contra quienes han hecho de Judas
contra él. Es más, nos pide mesura a cuantos le rodeamos en
un momento tan difícil como el que está viviendo. Aunque no
crean que ha dado su caso por resuelto. Pues día llegará, no
tardando mucho, en que, cuando la Justicia se pronuncie, él
pida las reparaciones adecuadas. Y entonces, sin duda,
algunos tendrán que dar la cara. En fin, que la comida
resultó emotiva y sirvió para que cada cual opinara sobre lo
sucedido.
VIERNES. 18
El miércoles, además de hablar con Pacoantonio,
diputado del PP, estuve invitado por unos empresarios
cordobeses. Menos mal que esta mañana me he acordado, y lo
primero que hago es reflejarlo en estas páginas. Comimos en
un local estupendo, con unas vistas extraordinarias, y
hablamos de todo lo habido y por haber. En esta ocasión,
José Montes de la Rubia vino acompañado de su hijo, para
que éste conociera una ciudad de la cual el padre se quedó
prendado cuando meses atrás puso los pies en ella, tras
muchísimos años sin visitarla. Compañeros de mesa fueron
María Teresa González, arquitecta, y Luis Parrilla.
Que parece haber nacido en esta ciudad, dado el conocimiento
que tiene de ella. Lo cual le permite, sin olvidar que es un
tipo excelente, acaparar amistades y relaciones a tutiplén.
Durante la comida, como hemos hecho en otras ocasiones,
recordamos la Córdoba de otrora y la actual. Y luego nos
dedicamos a destacar lo que más nos gusta de esta tierra.
SÁBADO. 19
Hallo a Mohammed Haddu, ‘Musa’ en la calle. Y me paro
con él. Y, como siempre que eso ocurre, trabamos
conversación. Y el hombre de IU en Ceuta, liberado ya de su
pacto con la UDCE, liderada por Mohamed Alí, me dice
que es imperdonable el trato dispensado por Juan Luis
Aróstegui a José Fernández Chacón. Y yo,
entonces, no tengo el menor inconveniente en decirle a Musa
que todo se debe a un ataque de cuernos del indecible
muchacho del PSPC. Porque no cabe la menor duda de que Alí
lo ha hecho corniveleto, astifino y muy peligroso para el
juego. Por favor, no se me desmadren ni piensen mal. Lo de
los cuernos, en sentido figurado, es por haber aceptado
Mohamed Alí el ofrecimiento de José Antonio Carracao,
secretario general de los socialistas de Ceuta, para que
participe en ese juego político en el que el hombre del PSPC
había depositado toda su confianza para tratar de conseguir
un escaño de diputado local. Y anda que se sube por las
paredes. Y lo ha ido a pagar con el de siempre: con el
Delegado del Gobierno. Y así se le ve a la legua, entre
otras muchas cosas, que padece de un localismo cateto, donde
cabe la fobia contra el peninsular por sistema. Y esa
enfermedad sí que es grave. Oído al parche...
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