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OPINIÓN - SÁBADO, 19 DE DICIEMBRE DE 2009

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Treinta párrocos y un obispo


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

Son menos del 30% de las parroquias de San Sebastián, que aceptan y no plantearán problemas a que llegue al Obispado donostiarra, Monseñor Munilla.

Es el segundo obispo, en pocos años, que ha saltado, desde la diócesis palentina, al País Vasco, pero con una gran diferencia y es que el primero, Monseñor Blázquez, mi paisano, no era vasco, mientras que Munilla sí lo es, y además habla esa lengua.

Blázquez que fue recibido allí, en Bilbao, con cierto desdén, "un tal Blázquez", que dijo Arzallus, al correr el tiempo, no sé bajo qué presiones, se ha adaptado y ahora no es rechazado. Sin duda, ha sabido jugar las cartas que agradan al nacionalismo.

Munilla, ahora, también tiene enfrente al nacionalismo, salvo a esos 30 párrocos que van a ser considerados, como los apestados del corte de los nacionalistas, lo que quiere decir que en contra de Munilla van a estar los herederos del detestable Setién, el obispo más cercano y más pro ETA, que ha existido hasta ahora.

Duro lo va a tener el obispo Munilla, cuando los cachorros de Setién comiencen a hacerle todo tipo de jugadas, no eclesiales, sino políticas.

Y eso es lo malo, o bueno, según se mire, que hay en los nombramientos, o en ciertos nombramientos, como son los párrocos nombrados por el obispo, que pueden dejar una "simiente" cizañosa, capaz de desarticular todo el entramado religioso.

Ahora empiezan a hacer el recuento muchos que fueron víctimas o familiares de víctimas del terrorismo, del por qué había problemas, incluso, para decir una misa in memoriam por un asesinado por ETA. Los párrocos, algunos de ellos, por lo que se ve muchos, sostenían la tesis de "¿Dónde está escrito que los padres tengan que querer igual a todos sus hijos?", frase de Setién, en cierto momento que se quería comparar el tratamiento que se daba a las víctimas del terrorismo o a los terroristas fallecidos.

Queda claro algo que, desde hace tiempo, venía flotando en el ambiente, los políticos, especialmente los nacionalistas, que controlan una gran parcela, han querido controlar, también y siguen queriéndolo, el ámbito religioso, con lo que así serían ellos los que pudieran colocar al obispo que mejor les conviniera.

Con esto, y que nadie se nos escandalice, parecen, en ese sentido, querer seguir la línea que, durante muchos años, siguió Franco, al proponer una terna a Roma. Ahora, ni terna, ni nada, afortunadamente, con lo que aunque sea sólo en esto, Roma no se deja presionar, especialmente por esa línea nacionalista y hace los nombramientos que considera más idóneos.

Y es que hay ciertas corrientes políticas, los nacionalismos especialmente, que consideran todo suyo, lo de sus territorios, hasta el punto de que – y nos vamos a extender, también, a otras áreas- cuando sobre esa ley tan controvertida del aborto se han opuesto ciertos obispos, no faltaron políticos que han dicho:"¿Por qué os tenéis que meter vosotros en política?".

Esos o una parte de esos, son los que ahora fuerzan a oponerse, o se oponen directamente a un Obispo, como Munilla, cuando tome posesión de su cargo el 9 de enero. Será Obispo de San Sebastián, es vasco, pero es bien sabido que "no bebe los aires" del nacionalismo.

Lo que estos días es problema, dejará de serlo, siempre que entre, como entró Blázquez, en el meollo del nacionalismo, con lo que fallaría eso de "al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios".
 

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