Ahora que se acerca la Navidad, en
la que se celebra el nacimiento de Jesucristo, me viene a la
memoria la frase que pronunció el Mesías: "Darle al César lo
que es del César y a Dios lo que es de Dios". Pero, al
parecer, por los últimos acontecimientos acaecidos en Las
Vascongadas, a algunos de sus seguidores, discípulos suyos
se les ha olvidado la frase o no quieren hacer caso de la
misma. Todo un detalle de su parte.
Además de la frase pronunciada por
Jesucristo, personalmente y en persona ignoraba que el Papa,
máximo representante de Dios en la Tierra, tuviese que
pedirle permiso a 85 de los 110 párrocos de Guipúzcoa para
nombrar, José Ignacio Munilla, nuevo obispo de San
Sebastian.
Igual que como uno no está muy
puesto en el asunto, en los momentos actuales, la máxima
autoridad de la Iglesia Católica, Benedicto XVI, a la hora
de tomar la más mínima decisión, deberá alcanzar un pacto,
con aquellos que no estén de acuerdo con la misma.
Que conste, en acta, que como soy
lego en la materia las cosas han cambiado tanto, que el que
manda no manda, ni puede tomar decisiones, sin haber pactado
antes, con todos el personal que no está de acuerdo, la
resoluciones a tomar. Entonces, teniendo esto en cuenta, lo
de los pactos entre el jefe y el resto del personal, mi
pregunta es ¿Para qué vale el jefe?.
Resumiendo, para no darle más
vueltas a este asunto del que no entiendo por mucho que me
lo expliquen. Que estos 85 párrocos más 11 arcipreste han
firmado un comunicado contra el nombramiento del futuro
obispo de San Sebastian, Monseñor Munilla, rechazando su
nombramiento, cuando el hombre no tomará posesión de su
cargo hasta el próximo día 9 de enero.
Y digo yo, porque algo habrá que
decir, los que nos estamos al tanto del asunto basándonos,
simple y llanamente, lo que nuestro corto conocimiento tiene
de la iglesia y de los curas, si el hombre aún no ha tomado
posesión de su cargo, cómo saben de qué va el asunto y cuál
va ser las condiciones qué va poner en sus parroquias a sus
párrocos.
Igual piensan que acogiéndose a
las palabras del Señor, esas que dicen "Darle al César lo
que es del César, y a Dios lo que es de Dios", les retira de
todo cuanto huela a política y quiere que se dediquen, en
cuerpo y alma, a ejerce su ministerio.
Digo yo, que a lo mejor es por
esto y los párrocos muy inclinados a los nacionalistas
vascos, no ven bien eso de dedicarse a ejercer su ministerio
y dejar a un lado el asunto de la política a los políticos.
Oiga, amigo del alma, sólo es un decir.
Pienso, porque cada uno puede
pensar lo que quiera o mejor le convenga, que a todos estos
que han firmado el manifiesto más que, Monseñor Munilla, les
interesaba Uriarte y sobre todos Setién, ¡Que dos grandes
obispos participantes en la política, con los que la iglesia
ha sido demasiado complaciente!.
A igual que lo está siendo con esa
parte del clero vasco, algunos quedan, que simpatizaban más
con los asesinos de ETA que con las víctimas que estos
producían. ¿O no?
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