Que después de la sentencia del
Tribunal de Estrasburgo que declaraba su oposición a la
exhibición de crucifijos en las aulas, al considerar que
viola el derecho de los padres a educar a sus hijos según
sus creencias, que en nuestro país, de inmediato los
partidos IU y ERC, llevarían a la Comisión de Educación, la
retirada de los crucifijos de todas las escuelas-públicas y
concertadas-. Se trata, pues, de una iniciativa
parlamentaria, que abre las puertas al Gobierno para,
llegado el momento, su aprobación. Esta ha sido la maniobra
de esos partidos de izquierda y nacionalistas.
La Iglesia Católica no ha tardado en reaccionar, ya que el
Arzobispo de Toledo y Primado de España ha propuesto un
referéndum, que no servirá para nada, aunque, en nuestro
país, se estima que casi un 80% se confiesa católico, por lo
que se garantiza un “destacado” éxito.
Quizás la sentencia de Estrasburgo haya “espoleado” a esas
mencionadas formaciones políticas, pero ya en nuestro país,
en dos comunidades se han producido denuncias en colegios
para la retirada de crucifijos. La primera en Andalucía, en
Mayo de 2006, que desató la polémica en nuestro país, por la
denuncia presentada por unos padres que se negaban a que sus
hijos asistieran a unas aulas donde se exhibieran símbolos
cristianos. La Junta ordenó la retirada de los crucifijos y
demás imágenes cristianas del Colegio San Juan de la Cruz de
Baeza –significativo es que los padres denunciantes no
solicitaran el cambio de nombre del Centro- La segunda, en
Castilla León en Noviembre de 2008, donde un Juzgado de
Valladolid, ordenó al Colegio Público, “Macías Picavea”,
retirar los símbolos religiosos de los espacios comunes del
centro, en respuesta a la denuncia de un padre. El fallo
señalaba que la presencia de crucifijos tiene connotaciones
religiosas y vulnera los artículos 14 y 16 de la
Constitución, donde se garantizan derechos fundamentales
como la libertad ideológica, religiosa y de culto de los
individuos.
La sentencia de Estrasburgo no ha sido acogida de la misma
manera que en Italia, donde el primero en levantar la voz ha
sido el Sr. Berlusconi, que avisó a Estrasburgo que los
crucifijos no saldrían de las aulas, al mismo tiempo que en
algunas localidades, los alcaldes tomaron distintas medidas
para que los crucifijos no se movieran o se impusieran en
aquellos lugares que habían desaparecido, bajo la imposición
de multas de 500 euros para los desobedientes directores de
los centros educativos, bajo el argumento de que el
crucifijo es símbolo de nuestras raíces y tradiciones
cristianas.
En todo el país se produjeron manifestaciones a favor del
crucifijo. La marcha llevaba en su cabecera una enorme
pancarta con el lema “El amor al crucifijo signo de fe y
fraternidad universal es símbolo del arte y de la cultura
italiana y europea”.
En el nuestro –aparte del “calentón” político de las
formaciones ya citadas – se han producido el levantamiento
de algunas voces significativas de la Iglesia. Como ejemplo,
el Obispado de Jaén pide a los alcaldes del PSOE e IU que no
presidan las procesiones. ¡No se puede defender la retirada
de los crucifijos y preceder después a Cristo Crucificado.
El Cardenal Rouco Varela recuerda que “la cruz no es sólo un
símbolo religioso sino de humanidad”.
La postura del Ministerio de Educación es la de que la
presencia de los crucifijos es competencia de los Consejos
Escolares. A mi juicio es la más acertada, pero ahora
aparece la del Sr. Presidente del Gobierno de nuestro país
que dice que “no está en su agenda retirar crucifijos, pero
lo consensuaré por ley”, es decir, que no, pero que sí.
De cualquier forma la situación actual es de clara
disposición para “cargarse” a todo lo que suene a religiosa
católica. En alguna comunidad, las fiestas de Navidad y
Semana Santa, se intentaban denominarlas “vacaciones laicas”
–porque a las vacaciones nadie renuncia-. Fiestas Invierno
para la Navidad y “Fiestas de Primavera” para la Semana
Santa. Pero se ha dejado para mejor ocasión.
Lo que está claro, que, de cualquier forma, los partidos
partidarios de retirar el crucifijo están dispuestos de
llevar este “prioritario” asunto el deseado Pacto Educativo,
programado por el Sr. Ministro de Educación, que todo
dependerá de la necesidad de sacar adelante algún que otro
proyecto de polémica discusión.
Que lejos está todo de cuando se veía al Crucifijo junto al
Jefe del Estado, presidiendo las aulas de nuestros centros,
salón de actos, despachos de Dirección…; de cuando los niños
y niñas montaban sus belenes en un rincón del aula y
cantaban al Niño Dios tradicionales villancicos. De la paz y
armonía que se respiraban en las escuelas…
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