Por un día nos vamos a situar en
cualquier lugar de “ la piel de toro” y vamos a estar fuera
de Ceuta, aunque también aquí, más veces de las que
hubiéramos querido, hemos tenido ceses o destituciones de
entrenadores, que se habían fichado como válidos.
Saltando al otro lado del estrecho, nos encontramos el
pasado domingo con la destitución del entrenador del
Zaragoza, Marcelino García Toral. Uno más, pueden decir
unos, es lo normal dirán los otros, por algo sus maletas
tienen ruedas. Y todos tan tranquilos.
¿Es esto normal?. Desde hace muchos años he dicho que las
destituciones de los entrenadores en España son lo más
aberrante que se puede dar en el mundo del trabajo, en el
del deporte o en el mundo artístico, por cuanto un
entrenador de fútbol participa de las tres perspectivas,
desde su posición y trabajo.
Este técnico recién destituido era más que conocido cuando
lo ficharon. El pasado año hizo su trabajo, cumplió
sobradamente con sus perspectivas y ahora, tres meses
después de haber comenzado la competición, ha sido puesto de
patitas en la calle.
¿No trabajaba?. Parece que sí. ¿Tenía a su disposición todo
lo necesario para triunfar?. Ese ya es otro cantar, y como
además, tanto en sociedades anónimas, como en clubes que
subsisten gracias a los patrocinios de organismos oficiales,
se juega con dinero que parece que no es de nadie, pues a la
calle y que venga otro. Es la canción de siempre.
Con todo, éste se sabe que va a la calle, que cobrará lo
suyo, es cierto, pero hay claridad en saber hacia donde se
ha ido una parte del dinero del presupuesto:” A pagar a uno
que trabajó medio año y cobró el año completo”. No me gusta
esa teoría, pero se sabe lo que han hecho, con lo que me
gustaría menos que uno no supera si un técnico, o un
secretario técnico, está o no está, cobra o no cobra, porque
a la hora de rendir cuentas, en ese capítulo se pueden
utilizar las del Gran Capitán.
Eso me gusta menos, mejor dicho no me gusta nada, y
especialmente, cuando esas cuentas en una parte, aunque sea
pequeña, hay algo de mis impuestos.
Volviendo a los ceses, y he visto muchos contratos de
profesionales, en ninguno de ellos aparece como voto de con
fianza, además del contrato, el balón que se estrella en el
poste contrario, el resbalón ante el portero adversario, con
el consiguiente fallo ante su marco, ni otro tipo de
circunstancias. Pero, aun con eso, los resultados no llegan
y es el entrenador el que va a la calle.
Esto acaba de suceder en el Zaragoza, podría ocurrir en el
Zamora, puede pasar en el Español y lo, realmente, extraño
es que no haya sucedido en el Xerez , con diferencia, el
equipo que peor participación ha tenido, a lo largo de toda
la liga en los muchos años que lleva habiendo equipos de
primera división, en la primera vuelta, por lo menos, luego
ya veremos en la segunda.
Ahí no ha sucedido, pero sucederá, como puede suceder,
cuando menos lo esperemos, en la directiva más atípica, como
es la del Ceuta, con diferencia de todas las que han
existido en los últimos 30 años. Una directiva que cada día
se arrima un poco más a los políticos, o que cada vez son
más los políticos que se acercan al club, con lo que el
“maná” no deja de llegar, y es que sin ese “maná”, caído de
la casa grande, nada podría hacer ahora mismo D. Cecilio, y
otros más que le rodean, y cito a D. Cecilio porque, en las
horas de la foto es el primero que se apunta a ella y sin
moverse.
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