Fue el año pasado, más o menos por
estas fechas, cuando mi compañero Pepe Rincón me
preguntó si me era posible hacer un resumen local del año
que estaba tocando a su fin. Y le respondí que sí. En
principio, porque a mí me cuesta mucho trabajo decir no. Y
luego, claro está, por proceder la petición de quien
procedía.
Así que me puse manos a la obra y no dudé en destacar a
José Fernández Chacón, en su lugar correspondiente, como
la autoridad más destacada. Y explicaba mis motivos: lleva
ocho meses aquí y ha sido capaz de adaptarse a la ciudad y
ha dado pruebas evidentes de que ha venido dispuesto a que
en Madrid sean atendidas las muchas necesidades de Ceuta. Y,
por si fuera poco, ha conseguido además no perder los
papeles en ningún momento y ha sabido entenderse a la
perfección con el presidente de la Ciudad.
Pues bien, Pepe Rincón ha vuelto a solicitar mi colaboración
para el especial de final de año. Porque debió agradarle el
resumen sucinto que hice del 2008. Y otra vez le dije que
sí. Y otra vez volveré a destacar al delegado del Gobierno
como la autoridad más relevante del año que ya está dando
las boqueadas.
Y lo haré porque estoy convencido de que merece mi humilde
distinción. Vamos, que se la ha ganado a pulso. Por muchas
razones. La primera es que personalmente no ha cambiado un
ápice con el transcurrir del tiempo. Ha seguido siendo la
misma persona que llegó a Ceuta, para procurar por todos los
medios que las relaciones de la Delegación del Gobierno con
el Ayuntamiento fueran las mejores posibles. Con el único
fin de que los beneficios redundaran a favor de la tierra.
Y esa coexistencia entre autoridades pertenecientes a
partidos distintos, ha dado, sin duda alguna, resultados
magníficos. Logros de los que se ha beneficiado Ceuta. Y a
las pruebas me remito: publicadas están las muchas obras que
se acometieron y que han sido realizadas gracias a las
inversiones del Gobierno presidido por José Luis
Rodríguez Zapatero.
Hechos palpables y palmarios, como bien decía el delegado
del Gobierno, el lunes pasado, en ese desayuno que compartió
con representantes de los medios locales. Y al que fui
invitado en calidad de oyente.
Si bien, en un momento determinado, creí conveniente
arrogarme la facultad de preguntarle a José Fernández Chacón
si su nombramiento había sido motivado porque el Gobierno de
la Nación creía que su forma de ser era la más idónea para
que se pudiera producir la mejor cohabitación posible, en
una ciudad compleja en muchos aspectos. Y necesitada, por
tanto, de ese sosiego institucional que se está dando.
La pregunta sorprendió al delegado del Gobierno. Y, tras los
lógicos titubeos, respondió echando mano de la lógica y
anteponiendo la humildad. De modo que no me fue posible
sonsacarle si es verdad que su venida a esta ciudad fue
debida a que su carácter encajaba perfectamente con la
misión que se le encomendaba: procurar por todos los medios
evitar enfrentamientos baldíos y disputas innecesarias.
Pero yo terminé recordando la baraca que tiene Juan Vivas.
Esa que vulgarmente se llama la suerte del quebrado. De no
ser así, Fernández Chacón no estaría en Ceuta.
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