A pesar de que me ha dado la
razón, una vez más, no estoy contento y, por eso, no canto
el estribillo de la chirigota gaditana que dice:” no tirarme
bocadillos de jamón, que me voy a mosquear”.
Cuando uno se pone ante un micrófono y una cámara, en
cualquier cadena de la televisión, tiene la obligación de
informar con credibilidad, dejando aparcadas sus ideas antes
de empezar el programa y dirigirse a los televidentes. De lo
contrario, no dejando aparcadas esas ideas que cada uno de
nosotros tiene, poca credibilidad, por no decir ninguna,
puede tener quien sólo rema para favorecer a determinaos
personajes políticos, siempre del mismo partido, criticando
con toda virulencia a quienes no piensan igual que nosotros.
Aunque algunos de esos, que se ponen a presentar un
programa, atacando siempre a los mismos y, por supuesto,
defendiendo siempre a los mismos, además de carecer de toda
credibilidad, le están haciendo un flaco favor al partido
con el que comparte sus ideas. Pues que, duda cabe, siempre
la misma comida cansa y termina uno por aborrecerla.
No hace muchos días dedicábamos esta columna a el Gran
Wyoming, que presenta en la Sexta “El Intermedio” dándoselas
de gracioso, cuando todo sentido de su humor, es para
ponerle lo que se acostumbra a indicar en las películas:
“todo parecido con la realidad, es pura o mera
coincidencia”.
La suerte que tienen todos aquellos a los que este
presentador, al que ha echado de varias televisiones,
incluso en alguna de ellas, mandando los que él tanto
defiende es que, en la mayoría de las ocasiones, por su
forma de hablar, no hay un dios que entienda lo que dice.
Además, como hoy día está de moda meterse con la iglesia
católica y con todo lo que huela a católico, incluidos los
propios católicos, el hombre aprovecha, la más minima
oportunidad para mofarse de la iglesia y de todos los
católicos. Pero como le dije, en ese artículo, se lo vuelvo
a repetir, le faltan “cataplinez” para mofarse de otras
religiones y de quienes practican la misma.
Le dije que su humor era un humor chabacano y que, cualquier
día, una de sus “gracias”, en el supuesto que este personaje
tenga alguna gracia, iban a crear problemas..
Y una vez más, no se tarda nada, en volver a darme razón de
cuanto escribo. Una de sus gracias, si a eso se le puede
llamar gracia, al parecer, ha sido sacar de contexto, una
frase dicha por Herman Tertsch, poniendo en su boca,
mediante un montaje, que mataría a Zapatero por unos
dólares. Cosa que jamás dijo el periodista.
No vamos a decir que gracias a ese montaje y al fino humor
del tal Gran Wyoming, un individuo, cuando Herman estaba
desayunando, le dio una patada de karate que le rompió dos
costillas, lesionó una vértebra y perforó la pleura.
Animales incontrolados, para desgracia del resto de las
personas, son muy habituales.
Echarles las culpas a Wyoming de la actuación de ese
descerebrado, no sería justo. Pero siempre se tendrá la duda
de la posible aportación del montaje en cuestión.
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