Tras once horas de discusión la
Conferencia de Presidentes, que ayer celebró en el Senado su
cuarta edición, recogió en el punto 8 de la declaración
sobre la Presidencia española de la Unión Europea el acuerdo
de que “la Conferencia de Presidentes insta al Gobierno para
que refuerce e impulse políticas destinadas a las regiones
ultraperiféricas, promueva ante la Unión Europea el
desarrollo de un tratamiento especial de la insularidad, y
recabe un tratamiento especifico para las ciudades de Ceuta
y Melilla”.
La ciudad autónoma podía esperar poco más de una cita que
nunca hasta ahora había dado pie a acuerdos unánimes y que,
cuando lo ha logrado, pocas veces ha visto cómo sus
indicaciones se hacen realidad.
El presidente ceutí tiene, por tanto, razones para sentirse
satisfecho, al menos en este ámbito, por el resultado final
de una cumbre que, como se esperaba, terminó con un nuevo
enfrentamiento partidista entre los líderes regionales del
Partido Popular y el presidente del Gobierno central,
Rodríguez Zapatero, que acusó a los de Mariano Rajoy de ser
responsables por su “deslealtad” de que no se lograse
consensuar un texto para hacer frente a la crisis económica.
Afortunadamente la reivindicación de las dos ciudades
autónomas escapó a esa lucha partidista y recibió el
respaldo de todos los que se sentaron a la mesa de la
Conferencia de Presidentes, a la que por primera vez estaban
invitados los agentes sociales. Puesto el “continente”, como
dijo Imbroda a los medios, ahora es el momento de que la
Administración General del Estado y Zapatero, que ejercerá
la Presidencia española de la UE durante el primer semestre
de 2010, lo llenen de contenido durante ese periodo siendo
conscientes, como bien dijo ayer Vivas, de que satisfacer
esta aspiración y lograr un apoyo “estable y permanente” de
las instituciones comunitarias es imprescindible para
superar los condicionantes estructurales locales y “decisivo
para converger definitivamente con Europa”.
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