Durante años, los gobiernos
socialistas de Felipe González y José Luis Rodríguez
Zapatero han antepuesto las relaciones bilaterales con el
reino de Marruecos a los intereses de las dos ciudades
españolas ubicadas en el norte de África. Muchos han sido
los ejemplos que han demostrado esta afirmación,
convenciendo a ceutíes y melillenses quienes, retiraron hace
años definitivamente su confianza a esta formación política.
Los resultados electorales cosechados en las últimas
elecciones así lo certifican. Por tanto, sería muy ventajoso
para los dirigentes locales de esta formación en ambas
ciudades defender los intereses de sus futuros votantes.
En primer lugar, para que los defensores del talante no me
cataloguen de “inculto”, definiré como región
ultraperiférica aquella que aún estando geográficamente
alejada del Continente europeo forma parte indivisible de
alguno de los 27 estados miembros de la UE y además, cumple
ciertos requisitos previos; insularidad, dependencia
económica, clima generalmente tropical, suelo a menudo
volcánico y montañoso y su proximidad a países menos
desarrollados. No obstante, debo señalar que el Tratado
europeo de Lisboa reformó la consideración inicial de región
ultraperiférica añadiendo dos más a la lista existente.
Por tanto, resulta más que evidente, que la buena voluntad
de los dirigentes socialistas podría acercar posturas
divergentes, en principio, en beneficio de dos ciudades
españolas y por tanto, europeas, que cumplen con algunas de
las exigencias establecidas para ser reconocidas como
regiones ultraperiféricas o similar; alejadas del
continente, dependientes económicamente por sus escasos
recursos, territorio y población reducidas y frontera
terrestre con un país menos desarrollado. Circunstancias,
que podrían originar una nueva reforma que incluyera a estas
dos ciudades autónomas entre aquellas que se benefician de
este régimen especial.
No obstante, no es momento de confrontaciones políticas
entre líderes de ambas formaciones, es momento de consensuar
una decisión que beneficiara a estas dos ciudades españolas
y europeas cuya ubicación geográfica podría apartar de una
vez el calificativo de perjudicial. Partido Popular y
Partido Socialista deben aunar esfuerzos en la defensa de
los intereses de estos dos territorios españoles, que
podrían convertirse en las puertas de entrada y salida entre
dos continentes obligados al entendimiento.
|