Parece que estamos en unos días
“puente”, curiosamente, tras haber pasado ese largo puente
de la Constitución, entre estas dos fiestas casi seguidas,
Constitución e Inmaculada, y las verdaderas fiestas de la
Navidad.
Las nuevas modas, es cierto, vienen intentando adelantar un
poco más estas fiestas, a base del adelanto en aquellos
“emblemas” anunciadores de las fiestas de Navidad y Año
Nuevo, como son las iluminaciones en las calles y los
establecimientos, para así mostrarlos más atractivos en el
ambiente y, aunque el “bolsillo” no esté demasiado fuerte,
hacer un esfuerzo especial, antes de tiempo y gastar lo que
hay, lo que no haya y lo que nos dejen los vecinos, aunque
estos también andarán como nosotros.
Yo creo, ya desde hace muchos años, que estas fiestas, que
nacieron para reemplazar a otras fiestas paganas, en su día,
cada vez tienen menos sentido religioso, y cada año, aunque
aparentemente con base religiosa, se van promocionando más
por los grandes centros comerciales de influencia, llámense
El Corte Inglés, llámense Hertie, llámense Horten, y todos
los nombres de establecimientos comerciales que uno quiera
ver, dependiendo del país en el que nos asentemos.
Fiestas religiosas, pues, sólo en apariencia, fiestas
comerciales, de principio a final, y si no, por poner unos
ejemplos, uno puede darse una vuelta por Estepa, desde
mediados de noviembre y verá el trasiego de camiones,
cargados de unos productos típicos de allí, para que no
falten en estas fiestas en ninguna parte. Cuando llega el 3
de enero, allí, ese movimiento se ha convertido en calma
total, esos productos salieron de allí y ya se han
consumido.
Pero como nos gusta dar una vuelta más, espero que sin
marearnos, nos vamos a recorrer, por ejemplo, las calles
cercanas a la Puerta del Sol de Madrid, Preciados
especialmente y cualquier día de estos, hasta bien
anochecido. Aquello es una feria, allí no hay iglesia a la
que se esté acercando nadie a hacer una visita al Niño que
aún no ha nacido, ni a visitar a sus padres, que estarían de
camino. Allí va la gente de compras para lucir sus mejores
galas y no precisamente en la Adoración del Niño.
Lo religioso o lo piadoso, pues, brilla por su ausencia.
Demos otra vuelta, nos vamos a marear, por tierras
alicantinas especialmente en aquellas poblaciones en las que
el juguete es el principal sustento de la zona, y la
ocupación de la mayor parte de la población. Durante todos
estos días y algunos más, aún, en Ibi o en Onyl el
movimiento de camiones es incesante, la juguetería no puede
faltar y aunque ya no se espera totalmente hasta el último
momento para comprar los juguetes, además de que hay muchos
que anticipan los regalos de juguetes a sus niños al día 24
de diciembre, sin embargo Los Reyes son Los Reyes y los dos,
tres o cuatro días antes del 6 de enero, el comercio empieza
a hacer su agosto, y eso que no hemos hecho más que empezar
enero.
Son tres simples detalles de los millones más que podríamos
citar, de lo que representan unas fiestas que de religiosas
cada vez van teniendo menos, y que a medida que pasan los
años van siendo hipotecadas, con la anuencia de todos, por
los centros comerciales, especialmente por las grandes
cadenas, que nos “venden” la Navidad, para vender, de
verdad, incluso en los momentos de crisis.
Luego, como ya he dicho hace un par de semanas, el Avecrem
en enero, también, hará su agosto.
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