La representante del Ministerio Fiscal solicitó ayer la pena
de 4 años y 6 meses de prisión y una multa de más de dos
millones de euros para dos hombres por un presunto delito
contra la salud pública por el que fueron intervenidos cerca
de 1.500 de hachís frente a la costa de Benzú. Uno de los
acusados, en su defensa, declaró que “creía que era tabaco”
mientras que el otro reconoció que le iban a pagar 4.000
euros por llevar la droga desde Tánger hasta Barbate en una
lancha sin luces.
Cuatro años y seis meses de prisión y una sanción económica
de 2.056.599 euros fueron las penas solicitadas por al
representante del Ministerio Fiscal en la ciudad ante la
magistrada del Juzgado de lo Penal número 2 para dos hombres
imputados por un delito contra la salud pública, recogido en
los artículos 368 y 369 del Código Penal. Los abogados
defensores, por su parte, pidieron la libre absolución de
sus clientes aunque, en caso de condena, la expulsión de
ambos del territorio nacional.
Los hechos que se debatieron en el acto del juicio se
produjeron el mes pasado, sobre las diez de la noche, cuando
una patrullera de la Guardia Civil interceptó una lancha
neumática situada a seis millas naúticas de la costa de
Benzú. En ella, viajaban tres tripulantes con cerca de 1.500
kilos de hachís, distribuidos en dos bloques de fardos
envueltos en sacos de artillería. Según los relatado por los
agentes de dicho cuerpo, en calidad de testigo, la
embarcación estaba sin luces “aunque pudimos localizarlas
por el sonido que emitía el motor. Acto seguido chocamos
contra ella y dos de los acusados comenzaron a tirar los
fardos al agua, e incluso uno de ellos acabó en el mar. Ni
siquiera pudieron hacer ninguna maniobra para escapar porque
los detuvimos rápidamente. En un principio pudimos deducir
que sería narcotráfico porque, cuando se trata de una
patera, viajan más de cinco personas”, aclaró el agente.
Uno de los acusados, durante su declaración, alegó
desconocer que los fardos fueran de droga; “creía que era
tabaco y como estoy sin trabajo, acepté el transporte para
mantener a mi familia y además soy adicto a la cocaína, por
lo que 4.000 euros me venían muy bien”. A las preguntas de
la fiscal, que hizo alusión a las primeras declaraciones
ante el juez instructor donde reconocía que era droga, dicho
imputado respondió que “tenía miedo y no sabía qué decir”.
El segundo de los acusados confesó desde el primer momento
que sabía que los fardos eran de hachís, que había pactado
4.000 euros por desplazarlos desde Tánger hasta Marruecos, y
que la lancha estaba preparada cuando ellos subieron a
bordo. “Efectivamente, íbamos sin luces porque la lancha ni
tenía aunque nos localizaron en aguas marroquíes”, añadió.
El juicio quedó visto para sentencia.
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