Nos estamos despidiendo, pues, del
buque que ha estado trasvasando agua, desde Algeciras a los
pantanos de la Ciudad, a lo largo de más de mes y medio.
Ahora, dicen, ya no hace falta que venga más, tras la
rotación de hace tres días, y no es porque haya empezado a
llover y se prevean fuertes caídas de agua, ni porque ya
estén los pantanos al 100%, es que los expertos consideran
que con el agua que hay ahora, en torno al 20% de la
capacidad de los pantanos, y con la reducción de la presión
del agua, que hará que se gaste menos, ya hay reservas para
un poco de tiempo, sin que tenga que volver el barco.
Si los números que se nos dan son ciertos, 420.000 metros
cúbicos acumulados en los pantanos, 27.000 metros cúbicos de
gasto diarios, no es para mucho tiempo, para el que hay
agua, teniendo en cuenta que los embalses no pueden quedar
por debajo, de lo que se denomina su reserva estratégica,
que en este caso estaría en torno a los 180.000 metros
cúbicos, con lo que yo, ahora mismo, no veo que la situación
esté totalmente solucionada, a corto y medio plazo.
Ya sé que hay, además del agua que traía el barco, otros
recursos que se utilizan y se han utilizado aquí, desde hace
tiempo, pero si hace un mes y medio sonó la voz de alarma,
ahora no vemos muy claro por qué nos vamos a creer que ya
tenemos una total seguridad, a no ser que se esté hablando
entre líneas o no se dijera, en su momento, toda la verdad
de lo que estaba pasando, de la producción, cálculos
erróneos o lo que sea.
Pero hay más, el hecho de que se haya restablecido el
servicio a las 24 horas del día, cosa que hay que celebrar,
pero que al mismo tiempo se haya reducido el consumo de los
30.000 a 27.000 metros cúbicos, nos puede estar indicando,
primero que aquella alarma pudo ser forzada, segundo que se
puede haber encubierto algún fallo técnico y tercero, lo más
probable, que hubiera una cantidad de fugas que estaban
“tirando” agua las 24 horas del día, sin control y sin que
los encargados de vigilar el buen funcionamiento del agua se
percataran del asunto.
Si los muchos miles de euros que ha costado a la Ciudad y,
por ende, a todos nosotros, han servido para controlar el
despilfarro, la apatía o, incluso, alguna incompetencia,
bien venido o bien gastados sean, pero si la venida y ahora
su marcha del Sichem Orchild es, únicamente, una operación
de marketing, eso nos gustaría menos.
A nadie se nos oculta que la escasez de lluvias, aquí y en
otras partes, ha ocasionado, y sigue ocasionando múltiples
problemas, pero en Ceuta, a diez metros de muchas casas hay
mar, y en Ceuta hay una desaladora de la que se ha hablado y
a la que se ha hecho todo tipo de publicidad, creyendo, al
menos yo lo creía, que era la salvación, para siempre de los
cortes de agua.
La realidad nos ha hecho ver que no era así y la realidad
nos va a seguir haciendo ver que con o sin barco, con o sin
desaladora, en épocas de pocas lluvias, especialmente, si no
se mantienen las infraestructuras, el agua puede volver a
faltar.
Por ahora, y cuando menos en los días de las fiestas de
Navidad habrá agua suficiente, no habrá cortes a las doce de
la noche y si, por fin, empieza a llover, el barco no lo
volveremos a ver, yo diría que, al menos, durante una larga
temporada, por aquí. Si nos fallan otras cosas eso se verá.
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